¿Qué fue de Terry Venables?
Fue el técnico que empezó la modernización del Barça. Se peleó con Schuster, ganó la Liga y perdió la Copa de Europa en una final dramática. Dónde está el inglés ahora
Terry Venables está hablando de José Luis Núñez, presidente del Barcelona cuando el técnico inglés entrenaba a los azulgrana.
“¿Sabe que Núñez ha estado en la cárcel hace unos meses?”, le preguntamos.
“¿En serio? ¿Cuál es el problema?”, se sorprende Venables.
Le informamos al míster que son asuntos fiscales.
“Vaya. Yo con el que me llevaba bien era con el hijo”, regatea.
“Pues también estuvo en la cárcel, con el padre”, interceptamos.
“¡No me lo puedo creer!”, despeja.
“¿Y se acuerda de Jordi Pujol, el presidente de la Generalitat mientras usted vivía en Barcelona? Pues le están investigando por evasión de impuestos. Pinta mal”, atacamos.
“Noooo. Oh, dios, ¿pero qué está pasando…?", claudica el extécnico
Terry Venables (Londres, 72 años) está exhibiendo su mejor cara de sorpresa en la barra del restaurante de su nuevo negocio, un encantador hotel boutique rural llamado La Escondida, en Penáguila, Alicante, a 20 minutos en coche de la playa y al lado del Parque Nacional de Font Roja. El exentrenador bebe de una botella de agua con gas y habla en inglés. En sus tres temporadas (y cuatro partidos de una cuarta, de 1984 a 1987) en Barcelona apenas aprendió castellano.
Era a mediados de los ochenta, la época de los traductores, del calzón estrecho, de los equipos con sólo dos extranjeros y de los centrales leñeros. Los estudiosos de lo balompédico afirman que la llegada del inglés introdujo al Barcelona en la modernidad, que alzanzó su cima en la ya gloriosa etapa de Pep Guardiola. Cuando cogió las riendas del equipo, el Barça acumulaba 11 años sin ganar la Liga. Terry consiguió en su primer año (1984/85) alzarse con el título.
Después de ponerse al día con la actualidad carcelaria, Venables pregunta, en voz baja, por Nicolau Casaus, no vaya a ser que antes de fallecer, en 2007, tuviera su temporada en la trena. Cuando le confirmamos que no nos consta, dice que el exvicepresidente del Barça fue su mejor aliado en los ochenta. Y se arranca con una tronchante historia relacionada con un puro oculto en un calcetín, Casaus y unos tipos muy estirados. La anécdota es muy larga y se corta con continuas carcajadas. La historia acaba con Venables y Casaus fumando en una habitación, clandestinamente. Mientras hablamos, se acercan clientes ingleses, que se quieren hacer fotos con el que fue entrenador del Tottenham y el Leeds United, entre otros equipos ingleses, y, sobre todo, de la selección inglesa, que dirigió entre 1994 y 1996, con el díscolo Gascoigne de estrella. “Yo intuía cómo iba a acabar Gascoigne. Es un hombre que necesita el fútbol. En cuanto se retiró cayó en un infierno”, comenta sobre la dependencia al alcohol del mítico jugador británico. Pero no hablemos de oscuridades. Estamos en un entorno luminoso y reconstituyente, un hotel de solo diez habitaciones, sin televisiones, rodeado de olivos y bosques de almendros, un lugar donde el concepto de relajación cobra su sentido más primario. La esposa de Venables, Yvette, es la ideóloga. Se trata de una mujer elegante, amabilísima y culta: “Queremos que nuestros clientes desconecten de forma total. Aunque mi marido y el chef querían poner una televisión para ver los partidos, les dije que no era la mejor idea”, comenta con una sonrisa.
“Estábamos buscando una casa, no muy lejos del mar, tranquila. Y alguien nos habló de este emplazamiento en Alicante. Enseguida nos vimos envueltos en un ambiente de paz. En cuanto terminé mi trabajo en el fútbol me pregunte: ‘Ahora qué voy a hacer’. Y mi mujer y yo nos planteamos montar aquí el hotel”, relata Venables. Y añade: "Hay muchas cosas buenas en este mundo que puedes hacer. Sí, también puedes estar todo el día bebiendo en un pub. Pero no quiero eso. Prefiero invertir mi tiempo en este maravilloso hotel".
Se ha retirado de la primera línea del fútbol y ha montado un encantador hotel en Alicante. Allí, recibe a los clietes y habla de Mourinho, de Guardiola...
La pareja enumera las actividades que propicia el entorno: senderismo, caballos, excursiones en bicicleta, spa, piscina de verano y climatizada. "Corro de vez en cuando y nado. Mi mujer me ha transmitido que la salud es muy importante. Ella es muy sana y maravillosa", señala orgulloso el extécnico. Yvette es su segunda esposa. Con la primera tiene dos hijos. Pero, inevitablemente, la conversación deriva al fútbol. La portada de aquel single de Morrissey (Dagenham Dave) en la que aparece una foto de Venables (“es de 1964, de cuando yo jugaba en el Chelsea; Morrissey no me pidió permiso, pero me gustó el resultado”), de su conflicto con Schuster, que acabó con la salida del alemán al Real Madrid (“era un tipo extraño. Me dijo que no quería jugar más en el Barcelona. Creo que era cosa de su mujer. Luego se divorció”) o la final de la Copa de Europa de 1986, que perdió el Barça con un inferior Steaua de Bucarest en los penalties (“aquello no fue un partido de fútbol, fue un drama: no metimos ningún penalti”).
Dice que solo ha hablado con Schuster una vez en todos estos años: "Creo que fue en 2008, cuando el Barcelona nos llamó a muchos exazulgrana para la ceremonia del Balón de Oro. Nos saludamos y todo bien. Nuestras diferencias son cosa del pasado". Comenta su pasión como aficionado por el Chelsea. Y se detiene en su polémico técnico. "Con Mourinho no hay término medio: o lo amas o lo odias", afirma, mientras no desvela con qué extremo se queda.
El técnico sonríe cuando le mostramos esa foto que dio la vuelta al mundo cuando Pep Guardiola comenzó a triunfar como técnico. En ella aparece Guardiola, con 15 años, cuando era recogepelotas del Barça, aplaudiendo a un Venables que es sacado a hombros por Migueli y Clos después de alcanzar la final de la Copa de Europa en la temporada 85/86.
Mañana, Terry Venables volará a su casa de Londres, donde vive con su mujer. Pero pronto regresará a su segunda residencia, a su paraíso alicantino, a hablar (pero no ver) de fútbol.
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