El lepenismo español
“Limpiando Badalona” es el lema del alcalde badalonés, Javier García Albiol: limpia ¿de qué?
El lepenismo español luce en campaña su xenofobia, el odio a los extranjeros. Pero en distintos grados. También el francés. Para Jean Marie Le Pen, “el señor Ébola puede arreglar [su explosión demográfica] en tres meses”. A su hija Marine le basta con menos: “Suprimir las ayudas sociales a los extranjeros y reservarlas a nuestros compatriotas”.
El lepenismo español se propala en el área metropolitana de Barcelona, voceado por el PP. “Limpiando Badalona” es el lema del alcalde badalonés, Javier García Albiol: limpia ¿de qué? De inmigrantes, dice en petí comité; de delincuentes, si se le pregunta en público. No engaña: es el de “No queremos rumanos”. El mismo lema de sus socios vecinos: “Limpiando Sant Adrià”. Detallan: “¿Estás harto del incivismo de los inmigrantes ilegales?”, como si hubiera personas, y no conductas, ilegales. Y el de Rubí. Y tantos otros, una peste bubónica.
Por eso no desentona la invectiva de Esperanza Aguirre contra las “personas, generalmente de origen extranjero” que duermen en la calle molestando al turismo, mucho más que la elegante red Gürtel acrecida bajo su mandato. Extranjeros. Pobres. Sucios.
El lepenismo español, duro o suave, no es azaroso. Responde a un mandato aznarista: “La campaña de Sarkozy en las presidenciales” de 2008 “es un buen ejemplo del camino a seguir por los populares españoles (...) la verdadera clave de su victoria fue disputar sin complejos los votos de la extrema derecha de Le Pen” (“Dónde están los votantes”, Cuadernos FAES, abril-junio de 2009).
Le acompaña el Jordi Pujol de 1958 (“el inmigrante” andaluz, murciano y extremeño “es un hombre destruido y anárquico”, la “muestra de menor valor social y espiritual de España” (Nova Terra, 1976). Y su Marta Ferrusola: “Las ayudas son solo para esa gente [inmigrante] que no sabe lo que es Cataluña, solo saben decir, dame de comer”. Y el fenecido patriarca de Esquerra, Heribert Barrera: “Jörg Haider dice que en Austria hay demasiados extranjeros; no está haciendo ninguna proclama racista”.
Además de obsceno, el lepenismo es, en lo económico, suicida. España necesitará entre 100.000 (Eurostat) y 250.000 (INE) inmigrantes al año hasta 2050 para compensar su infertilidad, pagar pensiones, cuadrar cuentas. De eso no hablan Albiol ni Aguirre.
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