La pena de muerte como disuasión fallida
Por Analía Iglesias
2014 ha registrado un fuerte aumento del número de condenas a muerte en el mundo, y esto, en buena medida, debido a la actuación de dos Estados africanos, Egipto y Nigeria, que suman entre los dos más de mil condenas a muerte en un año. Los datos surgen del último informe anual sobre la pena de muerte que elabora Amnistía Internacional (AI), que señala especialmente esta "premisa errónea de la disuasión" con la que están actuando algunos gobiernos para responder a la delincuencia o a las amenazas terroristas a la seguridad pública y del Estado.
La nota positiva es que la mitad de los países del mundo han abolido completamente la pena capital y que, en la práctica, hay Estados que la mantienen en sus legislaciones pero que hace más de una década que no la aplican (caso Marruecos, que lleva dos décadas sin ejecutar una condena de este tipo, según apuntan fuentes de AI).
Aunque resulta imposible contar con números exactos, aclara AI, porque no todos los casos se informan, en todo el mundo se impusieron el año pasado 2.466 condenas, 500 más que en 2013, lo que significa un aumento del 28 por ciento. Pero las cifras no son tan pesimistas como parece, ya que las ejecuciones efectivas fueron 607, casi un 22 por ciento menos que en 2013 (sin incluir las llevadas a cabo en China, país que ejecutó a más personas que todo el resto del mundo junto).
El top five del triste ránking de países que llevaron a cabo ejecuciones lo sigue liderando China (más de 1.000 personas), seguida de Irán (más de 289), Arabia Saudí (más de 90), Irak (más de 61) y Estados Unidos (35). En el sexto lugar de la lista de AI aparece el primer país africano, Sudán (con más de 23 personas ejecutadas en 2014); Egipto está en octavo lugar (con más de 15 muertes sobre sus espaldas); en el noveno, Somalia (con más de 14) y en el undécimo, Guinea Ecuatorial (con 9).
Detalle de postal que forma parte de la campaña de Amnistía Internacional contra la pena de muerte.
Al finalizar 2014, 98 países habían abolido ya la pena de muerte para todos los delitos en el mundo (en 1995, solo 59) y, en realidad, hoy son 140 los países que la han abolido en su legislación o en la práctica, aunque las sentencias en papel mantengan a muchos presos en el corredor de la muerte (por lo menos 19.094 personas, según AI) y los jueces sigan imponiendo la pena capital, incluso a sabiendas de que no se ejecutará.
Hubo ejecuciones en 22 países, lo que indica una tendencia hacia la abolición de la pena capital, teniendo en cuenta de que en 1995 aún la aplicaron efectivamente 41 países. Estas cifras, dice AI, "reflejan el descenso general y constante en el uso de la pena de muerte". No obstante, apunta el informe, "la inquietante tendencia de los países a utilizar la pena de muerte para combatir las amenazas contra la seguridad del Estado se hizo visible en todo el mundo con las ejecuciones en China, Pakistán, Irán e Irak, de personas acusadas de 'terrorismo'".
En el continente africano, dos países con fuerte inestabilidad política y conflicto creciente destacan especialmente por haber condenado a muerte a cientos de personas, el año pasado: Egipto y Nigeria.
En Nigeria hubo 659 condenas a muerte en 2014, lo que supone una subida de más de 500 respecto a las 141 de 2013. En diferentes juicios con tribunales militares, se registraron condenas a muerte colectivas contra unos 70 soldados declarados culpables de amotinamiento en medio del conflicto con Boko Haram.
En Egipto, se impusieron más de 500 condenas a muerte, el año pasado (400 por encima de las cifras del año anterior). También allí hubo condenas colectivas en juicios colectivos.
El exhaustivo informe de Amnistía Internacional, que aclara que las cifras son relativas porque hay Gobiernos que consideran este tema como secreto de Estado, destaca que hubo progresos en la región del África subsahariana, donde se registraron 46 ejecuciones en 3 países (frente a las 64, en 5 países, en 2013), lo que significa una disminución del 28 por ciento. AI tuvo constancia de que se hubieran llevado a cabo ejecuciones en Guinea Ecuatorial, Somalia y Sudán. ¿La buena noticia? La Asamblea Nacional de Madagascar aprobó, el 10 de diciembre pasado, un proyecto de ley de abolición de la pena de muerte (aunque no entrará en vigor hasta la firma del Ejecutivo).
Según el mapa interactivo de AI, en el que se pueden consultar las estadísticas, país por país, de las condenas a muerte y las ejecuciones efectivas, se puede comprobar que hay muchísimos países "abolicionistas de facto", sobre todo en África, cuyos tribunales o no imponen este tipo de condenas o siguen imponiéndolas pero hace años (o décadas) que no se ejecuta ninguna porque se dictan moratorias en su aplicación. Por el contrario, los Estados "retencionistas" conservan y aplican la pena de muerte. En África, estos últimos son minoría: aparte de los ya mencionados, mantienen y ejecutan la pena capital, siempre según datos de AI: Libia, Chad, Etiopía, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Zimbabue, Botsuana y Lesoto.
Los argumentos y las estadísticas sobre la ineficacia de matar a los que matan (o cometen faltas morales) como mecanismo aleccionador para la reducción de delitos comienzan a tener efectos prácticos. Hoy estamos apenas unos pasos más adelante, pero sin duda en la firme dirección de la abolición de la pena de muerte para todo tipo de delito y circunstancia, en el mundo entero. Porque matar siempre es matar.
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