A 2.350 euros por kilómetro
En Finlandia ponen multas de tráfico proporcionales a la renta del infractor para corregir el efecto riqueza
Reima Kuisla es un inversor y empresario finlandés (allí, por fortuna, no conocen el término emprendedor) que cometió hace poco lo que en España sería una infracción y en Finlandia es un gravísimo error: circular a 103 kilómetros por hora en una zona limitada a 80. El asunto le ha costado 54.000 euros. ¿Les parece mucho? Pues en 2003 un joven, hijo de un millonario, tuvo que pagar 170.000 euros por circular a 80 en un tramo marcado a 40; y hay más casos.
En Finlandia las gastan así porque las sanciones son proporcionales a la renta. En 1921 desecharon las multas lineales porque observaron agudamente que una sanción puede ser disuasoria para un pobre, pero casi un incentivo para un rico. Un potentado puede permitirse el lujo de pagar por infracciones sistemáticas.
La multa proporcional, también conocida como Multa del Estado de bienestar (MEB), quiere igualar los efectos de los correctivos monetarios. Es coherente con la fiscalidad socialdemócrata y, según todas las encuestas, cuatro de cada cinco ciudadanos aprueban sin condiciones el sistema.
Ahora bien, la proporcionalidad puede ser desmedida. Kuisla (6,5 millones de ingresos en 2013, base para calcular la multa) está dolido y maquina si ha llegado el momento de huir: “Es imposible vivir en Finlandia para las personas que tienen altos ingresos”. Una cosa es multar en línea con la renta y otra bien distinta que una diferencia de 23 kilómetros por hora se pague a 54.000 euros (2.350 euros por kilómetro). Tres despistes como ese y Kuisla tendrá que acudir a los comedores sociales pagados con las faraónicas multas. Desde que los agentes acceden por ordenador a la declaración de renta, los ingresos por multas han subido en Finlandia el 30%. Eso es afán recaudatorio y no el de la Guardia Civil.
Quédense con el concepto: sanciones proporcionales a los ingresos o MEB. En España hay un menguado Estado de bienestar, pero abundan los que circulan a 260 por hora y los que conducen con los pies. Eso sí, aquí aparecerían pocas bases fiscales donde hincar la proporcionalidad; nadie declara más de 200.000 euros de renta ni por prescripción facultativa.
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