Buenas razones para acabar con el despilfarro de comida
Esta entrada ha sido escrita por Manuel Bruscas (@Manuel_Bruscas)
“Siempre es el momento apropiado para hacer lo que es correcto” (Martin Luther King)
La fría estadística quizá no nos conmueve lo suficiente pero conviene recordar que en el mundo más de 800 millones de personas pasan hambre y -como bien nos recuerda Jean Ziegler- “cada 5 segundos un chico de menos de 10 años se muere de hambre, en un planeta que sin embargo rebosa de riquezas”. Porque esa es la terrible realidad: en este mundo lleno de hambrientos, resulta que un tercio de la comida que producimos acaba en la basura. Este sinsentido debería bastar para que nos lo pensáramos dos veces antes de dejar comida en nuestro plato. Pero es que además, reducir el despilfarro de comida también tiene otros beneficios no menores. Veamos.
Como ya relatamos en este blog, la comida que tiramos contamina y es responsable del 7% del total de emisiones de gases con efecto invernadero. En otras palabras, si reducimos el despilfarro de alimentos, también estaremos contribuyendo a reducir el calentamiento global. A estas consideraciones medioambientales hay que añadir el impacto económico. Según un reciente informe publicado por la asociación británica WRAP (“Strategies to achieve economic and environmental gains by reducing food waste” ) las cifras son escalofriantes: si calculamos el valor de la comida despilfarrada por los consumidores estamos hablando de ¡400.000 millones de dólares al año! Una cifra que debería hacernos reflexionar.
Sin embargo, el informe de la WRAP también nos regala una ración de esperanza. “Si queremos, podemos acabar con el despilfarro de comida”. De hecho hay países que están logrando progresos destacables en esta materia. En Reino unido, el despilfarro en los hogares se redujo un 21% de 2008 a 2013. En Japón, se calcula que la industria alimentaria ha reducido la merma un 14% en 3 años. También llegan buenas nuevas desde los países nórdicos: en Noruega el despilfarro en la producción de comida se ha reducido casi un 5% entre 2010 y 2013 y en Dinamarca, según las encuestas, el 50% de los consumidores ha reducido la cantidad de comida que tira. ¿Por qué estos países han conseguido mejores resultados que otros? Muy sencillo: el asunto del despilfarro de comida se ha puesto en la agenda política y todos los sectores (público, privado, tercer sector) han empezado a trabajar conjuntamente. Y lo que es más importante: todas las iniciativas se han marcado de antemano unos objetivos nítidos y cuantificables para asegurar que no estamos solo ante un “ejercicio de palabrería”, sino ante un compromiso real. Ya se sabe: “lo que no se mide no existe”. Así que para acabar con el despilfarro nada mejor que marcarnos un objetivo.
Los beneficios de esta lucha contra el despilfarro pueden ser espectaculares. Según el informe de la WRAP si, por ejemplo, en el año 2030 se hubiera reducido el despilfarro de comida entre un 20-50%, se podría producir un ahorro de 120.000-300.000 millones de dólares al año.
Así pues, ahora (y siempre), es un buen momento para empezar a reducir el despilfarro de comida. Tú también puedes contribuir ¿Cómo? Empieza con pequeños gestos. Por ejemplo, compra fruta fea. ¿Sabías que casi el 40% de la fruta y verdura se descarta por criterios estéticos? Si quieres, puedes pedir a tu supermercado más cercano que también te venda fruta fea. Solo tienes que firmar esta petición en plataforma Change.org https://www.change.org/p/los-supermercados-y-tiendas-de-alimentaci%C3%B3n-vended-fruta-y-verdura-fea
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