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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Mermelada Resiliente, recolectando en zona urbana

Por Pilar Sampietro

En aquella esquina de la ciudad hace 40 años que 12 naranjos resisten al cemento. Atrapados entre un edificio años 60 y el patio de una escuela, ven el sol pocas horas al día y sin embargo siguen dando fruto cada invierno, generosas naranjas amargas. Ricard jugó de niño bajo su sombra y lidió guerras con las naranjas muchos eneros, hasta que un día decidió recolectar.

Recolectar en la ciudad es algo que deberíamos poder hacer, así lo pensaron junto a Ricard los vecinos y vecinas del barrio. Este será el quinto año que organizan la recolección de naranjas amargas, el próximo 28 de febrero por la mañana. Llegan con sus escaleras y carritos a esta esquina cementada, alivian el peso de naranjas de los 12 árboles y llegan a recoger hasta 200 kilos para, unas horas más tarde, comenzar la elaboración de una sabrosa Mermelada Amarga de Naranjas Resilientes. La llaman así porque esta práctica de recolección en la ciudad los conecta directamente con su estado y empatía más natural, porque se asocia con esa necesidad de ruralizar lo urbano y de encontrar entre el asfalto y la crisis algo dulce que nos ayude a superar el momento.

La Mermelada cumple esa función cicatrizante y más desde que un inglés les explicó lo buscada que está la confitura de naranjas amargas en los países anglosajones. En una gran cazuela y en la plaza, de forma comunitaria, los vecinos y vecinas preparan la mermelada que luego consumirán hasta el invierno siguiente, recordando a cada bocado de tostada el día en que recogieron la fruta del árbol. Para ellos ya no hay que hacer kilómetros a la búsqueda de algún lejano naranjo, ni hay que ir al supermercado a por provisiones de tarros de mermelada. Eso si es Km0 de verdad, pero también es decrecimiento y es colectividad, es mirar el barrio bajo el prisma de los pueblos y ciudades en transición, una zona urbana donde vivir acorde a tiempos más ralentizados, con menos consumo, con más vida social.

Y para que cunda el ejemplo y os atreváis también en vuestro barrio a recolectar las naranjas de los árboles que tenéis cercanos y a preparar un día una deliciosa mermelada resiliente aquí va la receta que os ofrecen los vecinos y vecinas de Sant Martí en Transició:

  1. Lavar bien las naranjas y poner en remojo en agua tibia durante 2horas
  2. Calentar agua en una olla, dejar hervir unos 15 minutos, hasta que estan tiernas.
  3. Poner las naranjas en un bol con mucha agua fría, dejar que pase un día.
  4. Se parten por la mitad y les sacas la pulpa. Reservar por separado pulpa y cascara
  5. La pulpa se pone en una olla con medio litro de agua y se deja a hervir a fuego moderado durante 15 minutos. A las cáscaras le quitas la parte blanca que puedas.
  6. Corta las cáscaras en juliana y vuélvelas a hervir 15 minutos más. Déjalas en el agua hasta el día siguiente. Pásalas por un colador y las reservas.
  7. Pesa la pulpa reservada y las cáscaras, así determinarás la cantidad de azúcar. Igual cantidad de naranja que de azúcar.
  8. Todo junto lo pones a fuego moderado durante 1hora, remueve de vez en cuando.
  9. La mermelada está a punto cuando las tiras de piel toman un aspecto casi transparente.

Pon la mermelada en tarros de cristal limpios y secos. 

Fotografías de Ignacio Somovilla

Comentarios

Me gusta la mermelada de naranja, es una de mis favoritas, pero la de naranjas amargas no, me resulta demasiado fuerte; de todos modos, me parece bien que la gente de las ciudades aproveche estos frutos, aunque yo tengo entendido que las naranjas de esos naranjos urbanos no son nada buenas, la verdad que nunca me ha dado por probarlas.
que buena pinta tiene la mermelada

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