_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Desvaríos

Su madre, desde el portal, le decía: “Procura no mojarte”

Juan José Millás

Ahora debo procurar no morirme, se dijo el anciano escritor tras recibir el Nobel. Procurar no morirse, se entiende, como se procura no coger frío, un propósito modesto, en fin, para no caer en dramatismos. Empezó a procurarlo al día siguiente de regresar de Estocolmo y a los 15 días estaba agotado porque procurar no morirse se parecía mucho a la muerte. Empiezas evitando las cornisas y acabas por recluirte en casa. Y también el hogar está lleno de peligros: el gas, los cortocircuitos eléctricos, la intoxicación alimentaria… Pero se había fijado un objetivo y estaba dispuesto a realizarlo.

Así, mal que bien, fue viviendo para disfrutar de los beneficios de la fama, que durante tanto tiempo, juzgaba él, le había sido esquiva. Un día, ya muy mayor y un poco deprimido, se preguntó si debía procurar morirse. Procurar morirse como se procura mantener, por ejemplo, la higiene dental. Como un proyecto sencillo, pero al que se dedican todas las energías disponibles. A veces, estaba tan absorto en morirse, que sus hijos le preguntaban si le ocurría algo. “Estoy procurando morirme”, decía él con naturalidad, lo que ellos interpretaban como un desvarío senil. Sin embargo, jamás había estado tan lúcido. Cuando evocaba los días del Nobel y su loco propósito de sobrevivir para disfrutar de los fuegos artificiales consecuentes, se preguntaba si no habría hecho, sin darse cuenta, un pacto con el diablo.

Dejó de escribir, en la confianza de que eso acelerara el final. Después dejó de leer. Un lunes, sin procurarlo, le entró la sopa por mal sitio y se asfixió. Mientras expiraba, se vio a sí mismo de pequeño, saliendo de casa hacia la escuela un día de lluvia. Su madre, desde el portal, le decía: “Procura no mojarte”.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_