La reforma universitaria
El Consejo de Ministros ha aprobado el plan de flexibilización de las carreras universitarias. Hasta ahora, el marco era muy rígido y los estudiantes cursaban cuatro años de carrera y un año de máster. Con el nuevo plan, muchas titulaciones serán de tres años, con lo que la mayoría del alumnado se va a ver obligado a cursar dos años de máster para obtener la especialidad.
A simple vista parece una buena idea, pero desde el punto de vista económico resulta mucho más ruinoso. Un máster vale el doble que un curso de grado. Si este decreto no va acompañado de una mayor financiación pública ni de un aumento de las becas, se va a convertir en un elemento segregador. La Universidad pública ha sufrido la crisis en sus propias carnes y sigue convaleciente. No hay noticia más triste para mí que saber que el número de alumnos universitarios ha descendido. Creo que es conveniente hacerle recordar al ministro Wert las palabras de Concepción Arenal: “Abrid escuelas y se cerrarán cárceles”.
Estas medidas poco alientan a las escuelas de nuestro país.— Cristina Olivares.
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