Miguel Induráin
“El ciclismo español ha cambiado. Ahora necesita patrocinadores multinacionales”, admite Miguel Indurain (Villava, Navarra, 1964). Es el gran déficit de su deporte. La desaparición del equipo Euskaltel en 2013 cristalizó el principal obstáculo de un campo en el que los españoles deben abrirse paso en el extranjero para triunfar. “Estamos en crisis. Hay una buena cantera, pero en el ciclismo vivimos de los sponsors porque no cobramos entrada. Los chavalillos van pasando de categoría, pero lo difícil es salir [al terreno profesional]. Los mejores, como Contador, lo consiguen fuera. Lo ideal en España sería tener tres o cuatro equipos para toda la cantera”. Uno de esos “chavales” es su propio hijo, Miguel, que en 2014 corrió como sub 23 en el equipo navarro de Caja Rural-Seguros RGA. “Antes estuvo haciendo kárate y fútbol. Decidió probar la bici y lleva ya tiempo con ella. Me gusta más que haga ciclismo, pero fue él quien decidió cambiar”. No lo entrena su padre, aunque salen juntos a montar en los ratos libres. Indurain ocupa su vida ahora con negocios y campañas promocionales, sobre todo. Y, claro, sigue montando en bici. “Estoy feliz porque hago lo que me gusta, sobre todo en verano”. Las tres portadas que protagonizó en esta revista se publicaron en sus años en la cúspide. En 1992 ganó su segundo Tour y el Giro. Dos años más tarde volvió a aparecer, tras ganar de nuevo la carrera francesa y batir el récord de la hora. En 1995 obtuvo su quinta victoria en el Tour, un año antes de retirarse en plena Vuelta a España. Con el éxito vivió la satisfacción. “Es normal cuando te va bien; verte en la prensa es bueno porque sabes que lo que haces da resultado. Pero también hay presión. Te exiges tú, te exige el aficionado… cuando ganas, la gente se acostumbra”. Después, cuando se termina, ¿qué prevalece? “Depende del deportista. Es difícil al principio, cuando acabas, porque hasta entonces estabas haciendo lo que te gustaba. Tu hobby se había convertido en tu trabajo, y dejarlo es… raro. Pero lo llevas bien si tienes la oportunidad de apartarte voluntariamente, como yo, y no por lesiones, como algunos compañeros”.