Los cerdos, el fracking y otros problemas del sistema energético catalán
Esta entrada ha sido escrita por Miquel Carrilo (@MiquelCarr)
Fotograma de Les Nostres Energies
¿Por qué hay tantos cerdos aquí donde vivimos? Pues porque nos dedicamos a criarlos para exportar carne barata. Si tenemos que importar pienso desde Argentina para darles de comer, para luego meterlos en un transporte hasta Rusia, está claro que esto tarde o temprano nos explotará entre las manos'. Eudald Rifà, del Grup de Defensa del Ter, se refiere a las comarcas de Girona, donde existe una de las mayores concentraciones de ganado porcino del país, y abre así 'Les Nostres Energies', un documental de Ingeniería Sin Fronteras que quiere hacer una denuncia del actual sistema energético en Cataluña. Activen los subtítulos, si no hablan la lengua en la intimidad, y véanlo, por que el caso sirve, desgraciadamente, para el resto del Estado y Europa entera, donde se ha venido construyendo un sistema caracterizado por su su escasa sostenibilidad y su concepción totalmente ademocrática.
El ejemplo que pone sobre la mesa Eudald revela hasta qué punto nuestro sistema productivo y de consumo, globalizado hasta extremos absurdos, se basa en el acceso prácticamente ilimitado y a precios irrisorios a la energía. Como apunta David Llistar, del Observatori del Deute en la Globalització, 'hemos construido una sociedad basada en esa dependencia energética, que nos obliga a mantener acuerdos, por la buenas o por las malas, con los países productores, sosteniendo todo tipo de regímenes dictatoriales con tal de acceder a esa energía'. Efectivamente, esa dependencia nos lleva a pasar por alto los peores impactos ambientales, las más inconfesables alianzas geoestratégicas y las más abominables violaciones de los derechos humanos.
Y sin embargo, las consecuencias de ese sistema también las tenemos delante de nuestras narices, no sólo allende los mares: el fracking o las prospecciones marítimas en nuestras costas, las líneas de muy alta tensión, las nucleares y sus residuos, etc. Nos hemos pasado la vida denunciando los abusos de la economía extractivista, desde nuestra visión de organizaciones dedicadas a la cooperación internacional, y al final hemos hecho el viaje de ida y vuelta. Difícilmente encontraremos algo tan entrelazado, tan común y con tanta influencia en todas las sociedades del mundo como la energía, pero ahora nos toca no sólo disfrutar de su acceso, sino también de la necesidad (esta palabra entre todas las comillas que conozcan), de tener que extraerla del jardín de casa, y sufrir sus impactos.
Y si no podemos pagarla, tener que pasar frío en casa en invierno o no poder cocinar. El número de personas que sufre pobreza energética en España, algo desconocido hasta hace pocos años, no deja de aumentar. Sin duda la crisis económica tiene mucho que ver, pero resulta inaudito que empresas con beneficios milmillonarios, que operan casi en régimen de monopolio, no tengan la obligación de dar salida a un problema como este. El oligopolio energético impone sus políticas a la administración, en una connivencia escandalosa. Las puertas giratorias no dejan de alimentar un sistema que en pocos años ha desmantelado una de los pocos sectores en los que el Estado era puntero, el de las renovables; clave, por otro lado, para poder evitar el cambio climático y sus imprevisibles consecuencias, que ya están aquí.
Son, no casualmente, los mismos grupos económicos con grandes intereses en las orillas de todos los mares. Tampoco es casual que ese mercado internacionalice también, más allá de impactos y beneficios, luchas comunes y solidaridades. Una red de movimientos sociales trabaja en todas partes para denunciar ese sistema y afortunadamente, empiezan a surgir colectivos que van más allá todavía: cada día aumentan las iniciativas ciudadanas organizadas para dotarse de energía desde la visión de servicio público y con el objetivo de servir al bien común. 'Lo que estamos haciendo es apuntar a la línea de flotación del negocio del oligopolio', como dice Ana Marco, desde Som Energia.
Aquello del 'piensa globalmente, actúa localmente' empieza por el recibo de la luz, no lo olviden.
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