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La paradoja y el estilo
Columna
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Un cambio de ‘look’

A todos se nos ablanda el corazón cuando un heredera como Marta Ortega atraviesa su minietapa de ‘pobre niña rica’ en una sociedad en la que el divorcio es un fracaso

Boris Izaguirre
Marta Ortega y su exmarido Sergio Álvarez.
Marta Ortega y su exmarido Sergio Álvarez.Cordon Press

No ha podido ser de otra manera y estrenamos el 2015 atrapados por el terror. Imposible no reconocer que la barbarie existe y nos ataca. Todos los que escribimos y leemos somos víctimas de la matanza perpetrada en la redacción del satírico Charlie Hebdo.

Justo un día antes, durante la festividad de Reyes, Ortega Cano salió de prisión y nos dejó a todos asombrados por su cambio de look. ¿Qué está pasando en nuestras cárceles? Antes salías de ellas como si las hubiera pasado canutas, enfrentándote a una nueva vida llena de incertidumbres y posibles humillaciones. Ahora en la cárcel pueden hacerte un cambio de look como el que experimentó Ortega Cano, que entró como un hombre culpable, agobiado por infinitas revueltas familiares, y de repente ha salido como un hipster, achavalizado, con esa coqueta barbita como de ejecutivo en camiseta de Silicon Valley y que disimula esos problemas de quijada que afectan a los varones superados los cincuenta. No solo la cara, aunque lo viésemos sentado (igual que al Rey en su discurso de Navidad) se notaba que había bajado de peso, más hombro y menos abdomen. ¿Cómo es la vida real detrás de los muros de nuestras cárceles para los presos ilustres? ¿Hay salones de belleza para ellos, estilistas compañeros de celda, amigos del patio que se convierten en entrenadores personales? ¿Un nuevo Llongueras? Si Ortega salió en plan Bono de U2, ¿cómo va a salir Pantoja? Es la pregunta del 2015. ¿Lo hará con pelito corto, reinterpretación de Ana Torroja, o melenon a capas en plan Lana del Rey?

Tenemos tantos presos ilustres que algunos centros penitenciarios parecen casi más selectos y desde luego más entretenidos que el club Puerta de Hierro o Sotogrande. Cuando Blesa, el banquero que pasará a la historia por vivir a todo trapo con tarjetas black gratis, salió de la cárcel, la verdad que se veía mejor que nunca. Con aire desenfadado, paso más dinámico, cochazo y chófer esperando en la puerta. Igual ocurrió con Correa, cabecilla y melenita de la trama Gurtel, que también se mostró con mejor cuerpo, unas bolsas de piel cargadas y lustrosas subiendo a un buen Mercedes, al parecer de su mamá, preparado para reintegrarlo a la sociedad de consumo. Visto este nuevo desfile, cuando salga Luis Bárcenas seguro que hay hasta música de fondo. ¡Eso será el haute couture de las salidas de la cárcel! Pelo espectacular, traje diplomático o, ya rozando la provocación, camiseta ceñida a ese torso cincelado junto a los dos malotes personal trainers que serán sus nuevos coleguis y esas pulseras de cuero virilmente elaboradas en los talleres de la cárcel con alguna inscripción evocadora. Quizás un “Aguanta, Luis” que fue el último whatsapp que el presidente Rajoy le envió antes que su suerte como tesorero cambiara.

Otra Ortega ha recuperado la libertad sin perder su título de heredera de Inditex. Marta Ortega, ha salido de la cárcel de su matrimonio. Después de una temporada Desigual, en la que ya no sonaba la dulce música de los Stradivarius, la heredera del imperio Zara se dejo de Truccos y decidió tomar la sartén por el Mango para darle un Cortefiel a su vida y un Corte Inglés y cortés a su matrimonio. Carolina Herrera, Adolfo Domínguez, en fin a todos, amigos y competidores, les ha cogido por sorpresa esta decisión de Marta, la hija de Zara.

Pero a ella la ha vuelto, por fin, una estrella. Las publicaciones top, desde este semanario pasando por el ¡Hola! y la Vanity Fair, la requieren para sus portadas. Es que a todos nos ablanda el corazón cuando una heredera así atraviesa su minietapa de pobre niña rica. Como vivimos en una sociedad que todavía ve el divorcio como un fracaso personal, creemos que Marta es ahora más empática porque atraviesa ese mal trago por el que muchos pasan. Antes le criticaban que no tuviera aspecto de heredera de las películas, que no fuera más Grace Kelly, como si eso fuera algo que todas las mujeres tuvieran que poseer. Ahora ya se habla de ella como una mujer capaz de decidir. Y Marta debe hacer como su papá y aprovechar cada oportunidad para obtener ganancia. Es su momento para que nos caiga bien y la queramos más. Lo de menos es reorganizar ahora su vida sentimental. Lo importante es aprovechar para convertirse en una lideresa de tendencias, que avance hacia su dorada libertad con un definitivo cambio de look.

Su separación acaba de ponerla bajo los focos, tras más de 30 años superprotegida, siguiendo el tratamiento que la prensa rosa otorga a los verdaderamente poderosos: cero molestias o persecución. Marta ya parece vestida para plantarle cara a la ventolera de la popularidad. Quizás pueda verlo como si fuera otra carrera de saltos. Cuando decida recuperar una vida sentimental, (que no hay prisa, Marta) nuestra heredera de moda no tiene por qué fijarse en alguien que sea jinete o polista. Pero, contemplar la posibilidad de un gran bodón, claro que sí. Y que, por favor, vuelva a contratar los servicios de Thierry Boutemy, que decoró su primera boda con un despliegue floral que casi superó los que creó para la María Antonieta de Sophia Coppola. Después con las flores que sobren, podrían decorar el día que Bárcenas regrese a la libertad.

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