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Columna
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Presos

Normalmente, sólo un Gobierno muy seguro de sí mismo es capaz de rectificar sus decisiones

Jorge M. Reverte

Normalmente, sólo un gobierno muy seguro de sí mismo es capaz de rectificar sus decisiones. Creo que no es el caso del actual Gobierno de Mariano Rajoy, pero es cierto que ha tomado alguna decisión importante. Me refiero al ámbito de la administración de Justicia. Rafael Catalá, el nuevo ministro, que se ha caracterizado hasta el momento por mantener una postura de discreción sobre su ámbito de competencia, ha anunciado dos cuestiones que a mí me parecen elogiables sin duda.

La primera, es sobre las tasas judiciales, que dejó Gallardón preparadas para que la justicia fuera un coto de gente con posibles. Catalá ha dicho que no quiere que la justicia sea eso, lo que quiere decir que piensa que Gallardón hizo una reforma injusta.

La segunda se refiere a las condenas a miembros de piquetes sindicales por su acción coactiva. Catalá ha puesto en marcha ya los mecanismos para reducir penas a una actividad que no tenía la gravedad que Gallardón (otra vez él) le dio. O sea, que tirar pintura a una piscina no requería tres años de cárcel.

La verdad es que este Catalá parece una persona sensata, se esté o no de acuerdo con él en otras cosas. La vida social y política en España va a ser más aceptable con alguien como él en el ministerio. Pero queda por resolver alguna cuestión que nos asegure que esas decisiones de gobierno son coherentes. Porque el ministro del Interior, el infatigable buscador de tramas anarquistas, sindicalistas dinamiteros y rencorosos pobres deseosos de acabar con la justicia democrática, continúa con su acción.

Si Rajoy da luz verde a Catalá para aplicar los asuntos que ha puesto sobre la mesa, tiene que cesar a Jorge Fernández Díaz con carácter inmediato.

Uno llenando calabozos y otro vaciándolo de sindicalistas rabiosos.

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