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Cómo se elige la 'palabra del año'

Qué significa que para el diccionario de Oxford el término de 2014 fuera 'vapear' pero para otro fuera llanamente 'cultura'

cordon press

El año 2014 fue cuando los terrícolas: a) empezaron a inhalar el vapor cigarrillos recargables con un enchufe; b) estuvieron más expuestos a virus y filtraciones de su intimidad; c) ahogaron sus penas echando mano de los libros (en realidad, esto último no es del todo cierto).

Existe una batalla oficiosa entre diversos diccionarios de prestigio para definir los últimos 12 meses con una única palabra. Ese término que podría ser introducido, con su definición, en una cápsula del tiempo para que los seres humanos del futuro entendieran qué nos preocupaba y animaba aquí y ahora. La cosa tiene éxito quizá porque recuerda a clase de literatura, cuando, después de que alguien leyera un texto fotocopiado en voz alta, la profesora preguntaba: "¿Cuál creéis que es el tema?".

Existe una batalla oficiosa entre diversos diccionarios de prestigio para definir cada año con una única palabra

Los diccionarios de Oxford, que suelen priorizar incluir ese término novedoso que muestra un brote nuevo en nuestra sociedad, eligió hace semanas el término vapear (o fumar pitillos electrónicos), mientras que Dictionary.com se ha decantado por exposición, en tanto que sinónimo de vulnerabilidad, al hilo de todos los males de los que todavía no nos hemos protegido, de pandemias como la del ébola a falta de intimidad, de esas fotos de famosas desnudas a espionaje en general del ciudadano medio en la Red. Por último, el diccionario Merriam-Webster, publicado por una editorial de Springfield (Massachussetts) desde 1828 y que prefiere analizar los datos de búsquedas en bruto, ha elegido la palabra cultura como la más significativa.

La editorial estadounidense se refiere a cultura, pero siempre acompañando a otro término y ofreciendo acepciones muy diversas: cultura del famoseo, cultura de la violación, cultura de empresa… Según Peter Sokolowski, editor de este diccionario, el término es menos elitista que otros que se empleaban en el pasado como sociedad, de cariz más exclusivo, pero viene a responder a la misma ansia de analizar y explicar lo que nos rodea de una forma simple y transversal. Si antes vivíamos en la sociedad de consumo, ahora vivmos en una cultura del maratón, que en el fondo es lo mismo. Quizás por eso ha aumentado su uso en un 15% y se aplica cada vez más también a cultura pop, cultura visual, cultura militar, cultura de lo gratuito, cultura de startup, cultura de la violencia, cultura del surf o cultura de la droga.

El año pasado, eligieron ciencia y en 2011 se decantaron por un premio compartido entre capitalismo y socialismo. En cambio, el Diccionario de Oxford, en su línea de definir un tiempo por el neologismo, aupó al primer puesto a la palabra selfie en 2013 y gif en 2012.

Las razones para entrar en el top 10 de Merriam-Webster son muy variadas. La nueva entrega de una saga cinematográfica, Insidious, puede meter su título en el top tres

Merriam-Webster sitúa, en segundo lugar, el término nostalgia, ya recurrente en el debate de la sociología pop desde hace años. En este caso, al margen de ese largo adiós (siempre un hasta luego) de los fanáticos de la serie retro Mad Men, lo achaca a las numerosas efemérides del año 1964: la ley de Derechos Civiles, el primer Ford Mustang y la beatlemanía en EE UU. La nostalgia, que en un principio, allá por el siglo XVI, se aplicaba a la angustia que los soldados en batalla sentían por su tierra (y que por tanto, tenía que ver con el espacio) se emplea desde hace mucho para esa añoranza por tiempos mejores en una cultura, una vez más, de la efeméride continua.

Sin embargo, las razones para entrar en el top 10 de este prestigioso diccionario estadounidense son muy variadas. La nueva entrega de una saga cinematográfica, Insidious, puede meter su título en el top tres y una expresión francesa como Je ne sais quoi (no sé qué) puede escalar posiciones y meterse en el top 5 gracias a un anuncio chascarrillero de una cadena de comida rápida, con dos protagonistas en un coche que parecen una versión naíf de la famosa escena del Big Mac de Pulp Fiction. Cuando uno de los personajes no entiende qué quiere decir esa frase, los espectadores van y la buscan en el diccionario, para luego usarla en sus bromas cotidianas.

Dictionary.com, más pegado a la actualidad, ha elegido exposición al calor de la brutal expansión del virus del Ébola

Aun así, el diccionario también coloca entre sus diez términos del año otras etiquetas como feminista, que responden a tendencias en la cultura popular, en una temporada en la que las celebrities (de Beyoncé a Emma Watson, pasando por escritoras como Caitlin Moran o Lena Dunham) se han animado a explicitar su compromiso bajo los focos del pop.

Dictionary.com, más pegado a la actualidad, ha elegido exposure al calor de la brutal expansión del virus del Ébola, descrito por la Organización Mundial de la Salud como “la emergencia sanitaria más severa de los tiempos modernos” y de su salto a países occidentales. Pero también explica la vigencia del término aplicado a la vulneración de la intimidad por las fotografías de famosas filtradas en la red (toda la polémica de Edward Snowden y la NSA, de 2013, no alcanzó para que se expandiera tanto como esta vez) o al asesinato racista de Michael Brown en Ferguson, Misouri. Los responsables de esta otra cabecera prefieren conectar temas de actualidad y agruparlos bajo términos paraguas más abstractos como wearables, disrupt o bae.

En España, este tipo de debates se plantean cuando la Real Academia Española publica los nuevos términos que ha incluido en su versión online (muy comentado fue el eufemístico término amigovios). Pero también sería curioso intentar plantear cuál sería la palabra del año en España atendiendo a la lista de lo más buscado en Google. A la cabeza, Gran Hermano (el programa, claro, no la sensación de control de nuestra intimidad en una sociedad venida a menos).

Si los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo, la palabra del año debería ser la ruina que mejor defina una temporada concreta. Aunque siempre hay muchas formas de explicar un periodo y una civilización.

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