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Lo que queda por hacer de la ley contra la violencia de género

Concentración en Madrid contra la violencia de género en marzo pasado (CARLOS ROSILLO)
Concentración en Madrid contra la violencia de género en marzo pasado (CARLOS ROSILLO)

Hace unas semanas se hacían públicos los resultados de un informe realizado por el Instituto Andaluz de la Mujer en el que se vuelve a poner de manifiesto la pervivencia de convicciones machistas entre nuestros jóvenes. Por ejemplo, se revela que uno de cada cuatro adolescentes andaluces entienden que la mujer debe permanecer en su casa, o que un 10% estima que es el hombre el que debe tomar las decisiones importantes en la pareja. A estos datos podríamos sumar todos los que demuestran como está creciendo la violencia de género entre adolescentes o como las nuevas tecnologías se están convirtiendo en un escenario tremendamente cruel en el que se alimentan las desiguales relaciones de poder entre chicos y chicas.

Este conjunto de evidencias, junto a las más explícitas y terribles que no son otras que las cifras de mujeres asesinadas año tras año, deberían alarmarnos a todas y a todos, ciudadanía y poderes públicos, y deberían obligarnos a una urgente reflexión sobre la tenaz persistencia de uno de los mayores dramas de cualquier sociedad de nuestro tiempo, incluidas las que pertenecen al mundo democrático y desarrollado. En el caso de nuestro país, diez años después de la entrada en vigor de la necesaria y pionera Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género, la realidad continúa empeñada en demostrar que no bastan las leyes para cambiar unas estructuras políticas y culturales en las que continúan agarrándose las raíces de la violencia.

La más que necesaria LO 1/2004 tuvo el mérito de definir con precisión que debe entenderse por violencia de género, además de articular toda una serie de medidas, no solo penales, para luchar contra ella. Por primera vez nuestro ordenamiento dejaba claro que la violencia machista no es un asunto privado y que la misma es el resultado de la desigualdad persistente entre hombres y mujeres. Gracias a esta norma no solo se han articulado en esta década una serie de instrumentos policiales, judiciales y asistenciales, sino que también se ha ido consolidando una conciencia social cada vez más firme contra los maltratadores. En este sentido, es muy significativa la cada vez mayor implicación y presencia pública de grupos de hombres concienciados sobre el tema. Sin embargo, son varias las debilidades que la ley ha tenido y tiene en su aplicación práctica.

Por ejemplo, el recorrido de ley a lo largo de esta década ha demostrado la necesidad de reformar determinados aspectos procesales que dificultan la adecuada protección de la víctimas, todo ello al tiempo que es necesario mejorar, en cantidad y en calidad, los recursos preventivos y asistenciales que deberían enfocarse desde la consideración de las mujeres no solo como víctimas sino muy especialmente como titulares de derechos. En este sentido, creo que todavía no ha llegado a asumirse por todos los operadores, jurídicos o no, implicados en la lucha contra la violencia de género, que ésta no solo es física sino que también se proyecta en lo psicológico y moral, incluso con frecuencia de manera más grave y rotunda aunque sea menos evidente que la ejercida sobre la integridad física.

Desde mi punto de vista los mayores déficit de la ley tienen que ver con el adecuado desarrollo de los capítulos dedicados a la prevención y sensibilización. Es decir, continúa siendo urgente y necesario invertir más y mejores recursos en los instrumentos educativos y socializadores con el objetivo de eliminar los comportamientos sexistas que en gran medida siguen dominando las relaciones entre hombres y mujeres.

Continúa faltando una adecuada formación y sensibilización de los operadores jurídicos y, en general, del personal de distintos ámbitos que acaba teniendo implicación en la materia. A muchos sorprendería, por ejemplo, detectar la ausencia del “género” como materia formativa en los planes de estudio que en muchas Universidades encontramos en titulaciones como Derecho, Medicina o Ciencias de la Educación.

Igualmente, continúa siendo deficiente la formación que en igualdad de mujeres y hombres detectamos en los distintos niveles educativos, normalmente diluida en la perversa “transversalidad” y fruto en el mejor de los casos del voluntarismo de docentes que, pese a la ausencia de compromiso auténtico de las autoridades educativos, se implican en la necesaria transformación de las mentalidades de su alumnado. A todo ello habría que sumar la excesiva permisividad con unos medios de comunicación que son los principales aliados en mantener estereotipos y en dar alas a un orden social, político, cultural e incluso económico que sigue amparando en gran medida al depredador patriarcal.

Porque, como bien lo subrayó además el legislador hace diez años, el origen de la violencia de género se halla en unas relaciones de poder que sustentan unas determinadas estructuras culturales. Por lo tanto, habrá que actuar sobre dichas estructuras si pretendemos acabar con la violencia y no solo poner tiritas en las heridas. Un objetivo que pasa necesariamente por incidir en las entrañas del poder -de ahí la necesidad de revolucionar paritariamente las democracias– y de revisar la construcción de unas subjetividades masculinas criadas en la “pedagogía del privilegio” (John Stuart Mill) y acostumbradas a asumir como natural el triángulo virilidad-autoridad-violencia. De ahí también, por tanto, que la ley de 2004 haya de analizarse siempre complementada con la que se aprobaría tres años después: la LO 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Mientras que no actuemos políticamente sobre ese doble eje, al tiempo que apostamos de una vez por todas por una educación comprometida con la igualdad, la violencia de género seguirá sumando víctimas. O lo que es lo mismo, mientras que el objetivo no sea el reconocimiento de las mujeres como sujetos empoderados y con plena capacidad para el ejercicio de sus derechos, continuaremos prorrogando el espejismo de igualdad que a muchas mujeres ciega y que a tantos hombres tranquiliza en cuanto que pueden mantener, aunque sea de manera más sutil y hasta perversa, los privilegios que históricamente han detentado. Una reflexión que deberíamos plantearnos en un 25N en el que más que pancartas deberíamos demandar recursos y en el que en lugar de manifiestos repetidos deberíamos reclamar un compromiso efectivo contra la violencia, es decir, a favor de la igualdad.

Comentarios

Siempre me he preguntado el ¿por qué? Los crímenes de género no son rechazados por la sociedad, con la misma contundencia "como por ejemplo los de terrorismo". Mientras el conjunto social no tome conciencia de la gravedad del asunto, y los responsables no tengan la voluntad suficiente para erradicarlos, seguiremos con el problema. También considero (aunque pueda parecer inadecuado), que el instaurar en la escuela, enseñanzas de autodefensa para las niñas, sería un primer paso.
Yo creo que el la violéncia de género en gran grado se debe a la educación que recibimos y si se debería poner más medios juridicos y sociales.
La LO 1/2004 no fue pionera ni necesaria, es una absoluta vergüenza para un país democrático. La presunción de inocencia, la igualdad ante la ley, la detención solo en casos realmente flagrantes... miles de muertos costaron ganar esos derechos y una ley para captar votos la han tirado por el suelo. ¿Cuántos hombres han sido detenidos por denuncias capciosas?, ¿cuántos hombres han sido víctimas de un estado de indefensión camuflado de derecho? El fin no justifica los medios. Será un estado igualitario para hombres y mujeres o no será nada. El PSOE eligió nada. ¿Cuántos hombres conviven con miedo o se han suicidado ante la presión constante de una ley injusta que presume de razón a quien denuncia si es mujer? La desigualdad se combate con igualdad, con educación, con tolerancia, con respeto no con más desigualdad. Al final, la balanza acabará rompiendo convirtiendo esto en un "sálvese quien pueda".Y lo peor de todo, no ha servido para nada porque el número no ha descendido. 10 años de vergüenza legislativa en balde.
Y la violencia intragénero, la violencia invisivilizada…
Cereo que pretender acabar con la violencia "de género" como elemento individual es una intención loable, pero absurda. Las violencia en sí, es un fenómeno transversal en todos los sentidos. Atraviesa edades, géneros, razas y clases sociales. Mientras no aprendamos a erradicar cualquier tipo de violencia ésto nunca va a parar, ¿pero es que nadie se da cuenta? Mientras veamos cómo dos hombres se pelean y nos parezca normal, mientras el acoso escolar sea el pan nuestro de cada día, mientras veamos que el jefe insulta a su empleado y no hagamos nada, y mientras los asesinos más sanguinarios reciban cientos de cartas de amor ésto no tiene remedio.
Respetar al hombre...Lo de "todos en el mismo saco" y la presunción de veracidad que tiene la mujer, deja al hombre en un muy mal lugar. La ley de violencia de género, no sirve para nada, es una artimaña del gobierno, para quedarse con los fondos europeos destinados a ello. Es una vergüenza que la mayoría de los casos, se tarde más de siete años en dictar sentencia.
El fallo más grande desde luego se está produciendo en la educación a todos los niveles tanto en casa como en la escuela y solo hay que ver esas estadísticas donde resulta que el más atractivo es el más gallito o el más violento. Después se pagará seriamente este tipo de relación. En cuanto a aspectos procesales hay uno, muy importante, que entorpece seriamente la lucha y persecución de esta lacra. Artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permite al familiar, en este caso la víctima, no declarar contra el denunciado. Y así se dan casos por ejemplo en los que habiendo denunciado los padres, vecinos o amigos, el Juez no puede hacer nada ya que la agredida se acoge a este derecho. Pero es que también hay miles y miles de procedimientos que iniciándose por denuncia policial por la víctima ésta en el Juzgado no desea continuar acogiéndose al referido precepto. No voy a ser yo el que se meta en berenjenales cómo los que teorizan sobre denuncias cuyo único fin es el obtener unas medidas civiles rápidas mediante un procedimiento penal de juicio rápido que es el que se instruye en estos casos en vez de interponer las demandas de divorcio o separación muchas veces aconsejados por sus abogados . Tampoco conviene meterse en berejenales como son los casos en los que lo único que se busca es la ayuda de algo más de 450 euros mensuales que se obtienen al haberse concedido la orden de protección dándose situaciones que se han descubierto que tanto víctima como denunciado viven juntos posteriormente, ya que esto sí que perjudica a las víctimas verdaderas que desgraciadamente son muchas.Todo lo que se haga por mejorar la Ley de violencia será bienvenido, sin miedos, con seriedad y rigor. Las mujeres maltratadas y toda la sociedad lo agradecerán.
A la ley de violencia de género le sobra la soberbia con la que se hizo y le falta humildad para entender un fenómeno complejo. Se hizo desde el "ahora mandamos nosotras y se va a llamar de "género" porque nosotras queremos", se la llamó "integral" como si fuese una ley mecanicista para el tratamiento integral del agua o de los bosques, y muchas cosas más que no voy a detallar aquí...Yo pregunto: diez años y cientos y cientos de millones de euros después gastados en esta ley, ¿qué resultado ha dado? Las y los que viven del "género" dirán todavía que hay que gastar más. Pero ni mucho menos la solución va por ahí, sino que pasa por, primero, menos ideología (de género) y, segundo, que los cuantiosos recursos que se destinan a este tema se dediquen a las mujeres que de verdad los necesitan en vez de a los muchísimos juegos florales de "género" de asociaciones, ayuntamientos, diputaciones, consejerías, universidades, etc etc
Desde el gobierno del Partido Popular se consideran la igualdad y el maltrato machista asuntos menores propios del feminismo rancio que anida en la izquierda radical, como se desprende de los ridículos 44 millones asignados en los presupuestos de 2015 para atender ambas urgencias. 756 mujeres víctimas del machismo desde 2003 son el reflejo de la inquietante educación impartida por abyectos sectores sociales y contemplada con indecente pasividad por una porción excesiva de la población. http://wp.me/p2v1L3-BB
Hoy 25 de noviembre, día de la violencia de género, es bueno no solo recordar a las víctimas y preguntarse qué queda por hacer, sino también reflexionar sobre otra forma de violencia nacida a la sombra de la violencia machista: la violencia legalizada de los grupos que han transformado la violencia machista en un negocio lucrativo: las falsas víctimas, los psicólogos charlatanes, los trabajadores sociales en mala fé, los jueces y fiscales corruptos que han visto, en este drama social, la oportunidad de hacer un negocio fácil. Un ejemplo lo cuenta justamente ayer el País:http://politica.elpais.com/politica/2014/11/14/actualidad/1415996739_676343.htmlEstas personas son triplemente culpables: hacia las personas inocentes que ellos transforman en víctimas; hacia la sociedad que confía en ellos y les paga sus sueldos, y hacia las verdaderas víctimas, a las que los casos inventados restan recursos económicos y credibilidad.
Costó decenas de años y de lucha a las organizaciones de mujeres conseguir una ley de protección integral contra la violencia de genero. Una violencia que en España desde 1968 hasta el día de hoy se ha cobrado la vida de 3266 mujeres y 273 menores. Año tras años la barbarie de la violencia sexista no ha tenido tregua. No basta con teorizar legislativamente hay que llevar el cumplimiento de la ley hasta sus últimas consecuencias en aplicación de la misma venciendo los prejuicios que se asientan en los estereotipos negativos. La ley no precisa retoques, su aplicación sí. Las mujeres maltratadas, las que lo hemos sido, las que lo están siendo, y toda la sociedad necesita una respuesta eficaz a tal descalabro.
Las personas tenemos muy interiorizado "el sentido de justicia". Si de verdad se busca reducir la violencia en las relaciones de pareja, la protección de la Ley de Violencia de Género debería ampliarse a los hombres que sufren maltrato por parte de sus parejas mujeres. De ese modo los hombres saben que están amparados por la justicia y no se sentirán impotentes, en algunos casos tomándose la justicia por su cuenta con el uso de la violencia. Y tampoco provoca confianza inventarse cuentos de que sólo los hombres son violentos en las relaciones de pareja. Cuando se pierde la credibilidad en algo tan básico, ya podéis hacer un millón de campañas de prevención (algunos las llamarían de lavado de cerebro) que no funcionarán.
Yo soy una víctima de la ley de violencia de género. He pasado 20 meses preso por una denuncia falsa. Y no soy el único. En mi encierro he encontrado a muchos hombres en mi misma situación, incluso con condenas más duras. Hay, que entender de una vez por todas que esta ley ha perjudicado a la sociedad española de una manera aún no palpable para el ciudadano que no ha tenido un caso parecido al mío cerca. De todos modos, he observado, que la sociedad adolescente ha absorbido este dogma de forma que son bastante más machistas que sus progenitores. De a poco se irán viendo las consecuencias, y creo que la solución debería salir de las propias mujeres y no dejarse acarrear por la gente que se llena los bolsillos con este negocio. Un libro que les recomiendo para entender este fenómeno es " La dictadura de género" del ex juez Francisco Serrano. Por último decir que lás más afectadas por este despropósito judicial son las verdaderas mujeres maltratadas, ya que se ha perdido la credibilidad en el tema.
Completamente de acuerdo con el escrito, con la ley no es suficiente, aunque era muy necesaria. La falta de compromiso real de muchas instituciones perjudica la aplicación adecuada de la ley y la falta de recursos económicos (aunque no sólo) la remata. Este año llevamos casi 50 mujeres asesinadas, algo que es intolerable en una sociedad democrática. La igualdad es un concepto que requiere de todos y de todas, hay que educar desde edades bien tempranas, en los hogares y en las escuelas, hay que enseñar a nuestros niños y niñas a gestionar sus emociones, sus odios y sus rabietas porque ahí está el germen de su futuro como seres humanos. Afortunadamente, cada día hay mas hombres que participan de estas necesidades, que se implican, que enseñan, que comparten, porque ellos también ganan cuando la igualdad es real, pero todavía son excepciones. El nuevo masculinismo, ese nuevo hombre igualitario, es la voz del nuevo hombre. La violencia es una lacra social, la violencia de género lo es doblemente porque se ejerce sobre la mujer, una parte importante de esa sociedad, de ahí que surgiera la necesidad de hacerla visible y nombrarla, aunque haya despertado al Leviatán del patriarcado. Queda mucho por hacer, todas y todos debemos implicarnos en hacer una sociedad más justa e igualitaria, debemos implicarnos en la educación de las futuras generaciones teniendo en cuenta que nuestras acciones marcarán las suyas.
Ninguna muerte por homicidio o asesinato es tolerable en una sociedad democrática pero seamos sensatos: España es uno de los países del Mundo con menos muertes por violencia de género. Este año, terminando noviembre, van 45 víctimas, el promedio anual está en 60. Aun así tratan de manipular y engañar a la gente para hacerles creer que este es un gran problema en España cuando no es cierto. España están en muy buena posición a nivel mundial y este año se han reducido mucho las muertes. Parece que esto no interesa que se sepa. Al contrario, si hubiese 200 muertes al año algunos se alegrarían porque causaría más alarma social y podrían alcanzar sus pretensiones antes.
La violencia de género se puede reducir con la educación. http://www.cuentosinfantilesconvalores.com/2014/03/el-tigre-y-el-raton.html
Educación, educación y educación.
Más concienciación por parte de los hombres, puede ser tu hija tu hermana, que acabe tirada en una alcantarilla como el caso de hoy.
Demasiadas denuncias falsas como para tomarse esto en serio
Veremos que recorrido le queda a ésta Ley -sin parangón en el entorno europeo y occidental- en cuanto entre en vigor la de Custodia Compartida -presente en todos los paises de nuestro entorno- que ya ha pasado el visto bueno del Consejo de Estado -integrado entre otr@s por el insigne expresidente Rodriguez Zapatero y su vicepresidenta primera Fernandez de la Vega- y su incidencia en el número de denuncias ... Nos vamos a llevar una gran sorpresa.!!!
La Ley de Violencia de Género es una verguenza jurídica.Un arma arrojadiza de muchas mujeres listorras. Lo digo desde dentro de los Juzgados. LLeva al abismo a cientos de personas decentes que se ven acorralados por denuncias interesadas sin prueba alguna.
Queda mucho por hacer y mucha gente a la que juzgar!!En Tenerife estamos buscando más posibles víctimas de Enrique Armas, psicólogo forense que falseó los tests de los juzgados:http://politica.elpais.com/politica/2014/11/14/actualidad/1415996739_676343.htmlPor favor, si cree que puede conocer a algún afectado, dirígase a la Plataforma de Afectados por los equipos psicosociales de Tenerife:https://www.facebook.com/pages/Afectados-por-los-Equipos-Psicosociales-de-Tenerife/341999665884609Junt@s, entre tod@s, podemos!!!!
Quiero compartir con todos, este tema que he dedicado a todas las mujeres del mundo, como apoyo a la igualdad de la mujer. Compártanlo, para que su mensaje llegue a todo el mundo. Gracias.https://www.youtube.com/watch?v=WjjHF8uwabA

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