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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los sanitarios y el ébola

Tras la exhaustiva información que todos los medios de comunicación nos vienen facilitando, tratando de entender cómo se pudo producir el contagio de la enfermera auxiliar, me llamó mucho la atención lo siguiente.

Yo pensaba que un centro en el que se pudiera recibir un infectado de ébola estaría atendido por un personal muy especializado y preparado especialmente para ello. Pero lo que he podido oír es que ese personal atendía en esa unidad un día y al siguiente lo podía hacer en cualquiera otra, con el peligro consecuente. Y que la elección de quien debía ponerse el traje protector y entrar a atender a los religiosos infectados lo decidían los jefes, a veces con la resistencia muy clara del sanitario a quien le tocase. Una labor de tanto riesgo solo es posible con personas perfectamente mentalizadas para ello y voluntariamente decididas a hacerlo. Cualquier otra puede quedar atenazada por el miedo y cometer errores, como ha debido ocurrir en este caso. Errores que hay que imputar a los responsables del centro.— Luis González Iglesias. Mairena del Ajarafe, Sevilla.

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Llevo tres meses en Estados Unidos como médico interno residente de Medicina Preventiva y Salud Pública. Durante este tiempo, he vivido la llegada del virus de ébola a los dos lados del Atlántico, constatando cómo en ambos países nos enfrentamos a las mismas incertidumbres y sentimos la misma vulnerabilidad ante una situación sin apenas precedentes. Sin embargo, mientras en el primero se escudan en mensajes claros y concisos del CDC —su prestigioso Centro de Control de Enfermedades—, y un arsenal terapéutico y arquitectónico a prueba de bombas víricas, nosotros nos dejamos mutilar por autoridades faltas de credibilidad y un discurso social dañino y destructivo. Durante el tiempo que he pasado en EE UU también he reafirmado la idea de que España es un país altruista, con un sistema sanitario todavía razonablemente justo y razonablemente inclusivo, profesionales serios y ciudadanos comprometidos. Para contener el ébola no hace falta una cámara acorazada, sino sentido común, decisiones firmes, evaluaciones exhaustivas, medidas rigurosas, concienciación y calma. La sanidad pública, que somos todos y hemos construido entre todos, ha demostrado en muchas ocasiones ser capaz de afrontar problemas complejos en situaciones difíciles. Dejemos trabajar a los técnicos y ya llegará el tiempo de exigir responsabilidades.— Laura Reques Sastre. Washington DC.

Es preocupante la falta de noticias sobre la ayuda que está dispuesta a ofrecer España al problema de la epidemia de ébola que se extiende por África occidental. Me parece de un egoísmo bestial que solo nos hayamos implicado en la repatriación de dos sacerdotes españoles, gravemente enfermos, que han venido a morir a España. El Gobierno español no ha escatimado en medios para ello, sin poder asegurar al 100% el control de los riesgos de extensión de la enfermedad. Muchas personas pensamos que sería mas efectivo emplear nuestros recursos en ayudar a los países azotados por esta epidemia, pues los que allí viven también son seres humanos. Su diario ha informado de que el Ministerio cubano de Salud Pública va a enviar 461 médicos y enfermeras a África Occidental, dentro de un plan de cooperación sobre esta enfermedad. Si el Gobierno español y el resto de los países europeos han decidido implicarse de una forma más generosa y eficaz, rogaríamos que nos informasen, para que pensemos que de verdad somos solidarios.— Paloma González Sanz. Madrid.

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