“La mayoría de las tierras de Costa Rica no está en manos indígenas”
La responsable de la ONU en Costa Rica cree que el diálogo entre gobiernos y minorías es clave para lograr la integración
La inclusión social de los pueblos indígenas es una realidad que está obteniendo gran éxito en algunos países como Costa Rica, donde estas minorías están teniendo cada vez mayor peso en las políticas publicas. El ejemplo que ha dado este país se ha reconocido estos días en Nueva York. Yoriko Yasukawa, responsable de las Naciones Unidas para Costa Rica, da su opinión sobre este asunto.
Pregunta. La herramienta más innovadora no es la máquina más sofisticada, sino algo básico y ancestral, como el diálogo. ¿Qué sociedad hemos creado para que esto se haya convertido en una solución ejemplar?
Respuesta. El diálogo no es una innovación, pero sí es novedoso cuando se da entre el Gobierno y los pueblos indígenas, como ha ocurrido en Costa Rica. El proceso de reivindicación de sus derechos ha generado siempre poca confianza en la mayoría de los países. Hemos aprendido que ambas partes han de escucharse para poder llegar a un consenso. El diálogo es clave y, en efecto, básico, pero es la herramienta para lograr resultados.
P. Hubo un caso determinante en Costa Rica que originó que siguiera el proceso de paz y llegara el diálogo real. ¿Qué sucedió?
R. En 2012 sufrimos un grave conflicto sobre la propiedad de unas tierras. El Gobierno pidió ayuda a las Naciones Unidas para buscar ese diálogo intercultural y seguir las recomendaciones de un relator con el fin de resolver el conflicto. Les ofrecimos ayuda con el papel de puente entre ambas partes y facilitamos el proceso para llegar a un acuerdo. Ese fue el origen de crear los lazos de unión entre los habitantes y el Gobierno.
P. Eterno conflicto el de los derechos sobre los territorios. En la Conferencia Mundial se ha llegado a la conclusión de que crear una ley de consulta es una medida básica para que esto no suceda.
R. En Costa Rica se aprobó una ley indígena en 1977 y, lo más importante de esta, es que reconoce legalmente los territorios indígenas. Sin embargo, la realidad es que hoy el 60% de sus territorios es propiedad de personas no indígenas. Que la mayor parte de estas tierras se encuentre en manos ajenas es una violación enorme. Hay que elaborar una normativa para Costa Rica que sea muy concreta al respecto.
P. Costa Rica estrena Gobierno desde hace cuatro meses bajo el mandato de Luis Guillermo Solís ¿En qué se reflejará en los asuntos indígenas?
R. Lo positivo de la transición del antiguo al nuevo Gobierno es la apertura a la hora de reconocer y destacar las experiencias positivas con el fin de avanzar en los Derechos de los pueblos originarios partiendo de lo que se ha logrado anteriormente. El Gobierno de Laura Chinchilla tuvo un compromiso genuino con avances concretos, como es el tema de territorios. El actual presidente asentará esta democracia costarricense con capacidad de diálogo y con un compromiso serio acerca de los Derechos Humanos.
P. ¿Es la contratación del primer asesor indígena en el Gobierno una prueba de ese compromiso?
R. La agenda indígena está dentro de la presidencia de la República y se consolida en la contratación de esta persona en la presidencia para generar las propuestas que puedan surgir. Siempre ha habido una cierta desconfianza de los indígenas hacía los gobiernos. De este modo, ambas partes serán informadas con rigor.
Este país es predominantemente blanco y no se reconocían estas minorías como parte de su identidad
P. La población indígena de Costa Rica está formada por 104.000 personas, un 2% de la población. ¿Quizás con esta cifra pequeña sea más fácil resolver conflictos pacíficamente?
R. Creo que, aunque el porcentaje sea pequeño, la clave es la importancia que tienen para el Estado costarricense los asuntos indígenas, para los que ha establecido el compromiso de darles prioridad. Este país es predominantemente blanco y no se reconocían estas minorías como parte de esa identidad. Es importante construir una nueva nación que reconozca la diversidad del país.
P. Cuando los gobiernos se involucran, se aprecian los resultados. Usted viene de Bolivia donde la población indígena ha mejorado sus condiciones de vida y su presidente es indígena. ¿Queda claro que no interesa este asunto a muchos gobiernos?
R. La discriminación es una cosa muy arraigada en las sociedades y en las culturas. Los Estados tienen una responsabilidad especial para superar esas discriminaciones y que esta prioridad por los Derechos Humanos de los indígenas sean parte principal del discurso político. En ese sentido hay que aspirar a la igualdad.
P. ¿No tiene Costa Rica ninguna sombra por la que pelear?
Frente a tantas necesidades, que la maquinaria estatal se mueva más rápido es un gran desafío
R. Mantener los compromisos no es fácil. Hacer cosas nuevas cuesta mucho pues hay demasiadas reglas y procedimientos. Frente a tantas necesidades, que la maquinaria estatal se mueva más rápido es un gran desafío. También hay que lograr que los pueblos indígenas logren una mejor comprensión del funcionamiento de los gobiernos. Hay que buscar caminos excepcionales para agilizar los procesos.
P. ¿Cuáles son las cualidades imprescindibles para lidiar entre el Gobierno y los pueblos indígenas?
R. No hay procesos perfectos, hay muchas dificultades y no por eso hay que descartarlos. Tiene que haber buena voluntad por ambas partes y disposición para escuchar, entender, aportar propuestas constructivas. Los principios no se negocian pero sí los aspectos concretos. Cada fase tiene su propio lenguaje y es necesario comprenderlo. Con una base común, se define lo concreto para avanzar a una nueva.
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