La hipocresía del Ébola
La propagación del virus del ébola mantiene en vilo a la comunidad internacional. Continuamente aparecen nuevos casos y, por desgracia, nuevas muertes causadas por esta enfermedad, actualmente incurable. Debemos intentar buscar una solución a esta posible epidemia mundial, pero ¿no deberíamos preocuparnos también por todas aquellas personas que ya están infectadas y a causa de la falta de medios no pueden combatirla?
Otra vez, el ser humano deja en evidencia su naturaleza egoísta y poco empática. A la mayoría de la población de los países desarrollados les trae sin cuidado que miles de personas estén encerradas en sus países sin posibilidad de salir, solo les inquieta la posibilidad de que ellos puedan verse afectados por el virus. ¿A esto le llamamos ser sociedades civilizadas?
Tal como pasó al principio con el sida, el ébola ha afectado mayoritariamente a personas del Tercer Mundo y por eso las empresas farmacéuticas no han sentido interés alguno en financiar campañas de investigación destinadas a salvar vidas de personas que no pueden pagar su tratamiento. Creo que deberíamos dar un paso adelante e investigar para evitar que los africanos continúen muriendo, allí lejos, mientras nosotros obviamos lo que pasa y miramos hacia otro lado esperando que la desgracia no llegue aquí.— Ana Gimeno Borrás.
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