_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Guerras

El conflicto armado siempre es enorme, la miseria nunca es pequeña, por eso hacen tan buena pareja

Almudena Grandes

“La guerra ha comenzado, / lejos —nos dicen— y pequeña / —no hay por qué preocuparse—, cubriendo / de cadáveres mínimos, distantes territorios, / de crímenes lejanos, de huérfanos pequeños...”, Ángel González, niño de la guerra, educado en el miedo de su madre a todas ellas y en la tragedia que la de España supuso para su familia, escribió estos versos en la década de 1960 bajo el impacto de las noticias de Vietnam. Hoy, cuando otras guerras lejanas incrementan a diario un monstruoso saldo de cadáveres mínimos y huérfanos pequeños, recuerdo sus versos. Los civiles gazatíes bombardeados, las víctimas propias y ajenas de la yihad, las nuevas y antiguas matanzas en Siria, la escalada ucrania y tantas otras que ya no son noticia pero siguen desangrando implacablemente a la población de los Estados fallidos africanos, ofrecen un contrapunto macabro a la sordidez de nuestros propios problemas, tan difíciles de asumir aún para nosotros como incomprensibles eran las bombas de napalm para los españoles de 1967. ¿Quién se preocupa de los cadáveres mínimos, de sus pequeños huérfanos, cuando cualquier autónomo que se equivoca de casilla al hacer la declaración se encuentra una paralela a la vuelta de la esquina, y al día siguiente se entera de que los delitos fiscales de los Pujol Ferrusola han prescrito ya? Los españoles necesitamos nuestra compasión para nosotros mismos, lo sé, nuestra solidaridad para nuestros vecinos, nuestros ahorros para los hermanos que tenemos en el paro. Y sin embargo, la coincidencia entre el súbito auge de los conflictos armados y el brutal deterioro de las condiciones de vida en países como el nuestro podría ser algo más que un tema para un poema. Las guerras siempre son enormes, la miseria nunca es pequeña, y por eso hacen tan buena pareja. Merece la pena pararse a pensarlo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_