Nacer de 10.000 vaginas anónimas
Abel Azcona fueexpulsado a este mundo sin querer, es decir, sin intención de hacerlo y sin amor. Cuando alguien cuenta que lo último que tocó de su madre fue su vagina y de eso hace ya más de 26 años, es que su madre le es una persona totalmente anónima. Y si la figura materna –siempre presente– deja una inevitable impronta en cada uno, más profunda es la marca que deja una madre ausente. De ahí surge Azcona (Pamplona, 1988), de una madre prostituta, toxicómana y ausente desde el principio del embarazo. No la culpa. El ausente tendría que haber sido él, nunca debería haber ocupado ese útero, ni atravesado esa vagina para llegar a este mundo. Azcona no se reprime en asegurar que el aborto es una medida de protección de la infancia, en su caso lo hubiera sido: "El derecho a no nacer, a no sufrir vejaciones, abusos". Maltratos que tiene detallados en su completo expediente de adopción expuesto el pasado noviembre en la Feria Cuarto Público en Santiago de Compostela.
Su cordón umbilical es su obra. La performance es lo que le mantiene unido a su realidad, a lo que es y no quiere olvidar, no lo quiere tapar. Cuando se ha visto obligado a ocultarlo han venido los problemas. Siempre vuelve al principio. Lo hizo entre julio y agosto de 2013 con Dark Room. Confinement In Search of Identity: se confinó durante 42 días en una habitación para encontrarse a sí mismo, "para construir una identidad no contaminada, no marcada por el abandono". Ahora se ve en disposición de renacer, de salir de 10.000 vaginas anónimas que lo son tanto como lo es la de su madre. De ahí que de este proyecto lo que menos le importe es la vagina, sólo es el canal por el que llegó al mundo, lo que le importa y lo que quiere trabajar es el anonimato. Recreará en latex todas las vaginas y vulvas -ha sufrido muchas críticas por usar la palabra vagina en lugar de vulva, también se aceptan estas últimas, son más fáciles de fotografiar y son la mayoría de los ejemplos que están recibiendo-. Las dispondrá en un cubo dentro del que estará el espectador y él saldrá de cada una de estas vagina, volverá a nacer de cada una de ellas y nunca sabrá quien es la que le ha parido esa vez.
La performance tendrá lugar en Nueva York, San Francisco y Bogotá en abril de 2015. Antes, desde el pasado junio, se están recogiendo fotos de vaginas y de vulvas. Esta obra tiene dos partes; la primera ya es una performance en sí: fotógrafas que retratan los órganos genitales de mujeres que hacen cola para participar; todo coordinado por mujeres. Ese era el requisito fundamental del artista, que fuera un equipo íntegramente femenino: 100 sedes, 100 coordinadoras, 100 fotógrafas en más de 40 países –ninguno de África: aunque está en comunicación con un colectivo feminista de Marruecos, son pocas y la convocatoria no se hará pública; lo harán entre ellas, pero eso a Azcona ya le sirve–.
Otro de sus objetivos es dar visibilidad a la mujer. Hasta ahora se ha considerado feminista, pero ya se le queda corto: "Reivindico el género neutro o el no género, la no condición, me considero un artista sin género. Nacemos como personas". Aún así, no cesa en la lucha, reconoce que todavía es muy necesaria: "El feminismo me parece importante en cuanto al empoderamiento".
El hecho de que esta primera fase fuera solo realizada por mujeres es uno de los motivos que atrajo a Mónica de Juan a participar. Ella es la coordinadora de la sede de Gijón, Mediadvanced EspacioCreativo, y le gustó la idea de que el artista todavía no intervenga. Las coordinadoras organizan todo: ponen las fechas, buscan las fotógrafas, preparaban los lugares. Azcona en este momento del proyecto es un mero espectador, solo recibe las fotografías, la mayoría a través de la aplicación creada para mandarlas por Internet. Las participantes pueden enviar las fotos desde el más absoluto anonimato, sin necesidad de ir a ningún lugar. La elección de las sedes tiene que ver con la promoción de Vaginas anónimas, así se da a conocer en las ciudades, en la prensa, se acercan curiosos, -más que fotografiadas-, reconocen De Juan y Azcona. Pero no sólo lo hacen por la publicidad, hay una parte intrínseca en esta forma de arte: la performance es participación. Isabel Sánchez López estudió Bellas Artes y ha enviado su fotografía. Se siente identificada con Azcona: "El arte no puede ser contemplativo, te tiene que llamar a participar. Él entrega su cuerpo y yo he querido que sea recíproco". Para ella es un lujo formar parte de la obra de un artista al que admira.
El próximo abril se hará visible la intervención de Azcona. El artista estará presente, pero el espectador también, y esto último le interesa más al performer que alude a la obra de Marina Abramovic (Belgrado, 1946) The artist is present. La performance es crear vínculos con gente anónima. Le sirve de autoconocimiento, para seguir explorando los "fantasmas" que gestó durante sus 7 primeros años de vida entre drogas, prostitución y maltrato. Traumas que no pudo sacar al ser adoptado por una familia "convencional y muy católica" en la que tenía que taparlo y olvidarlo. "Ir de la nada al todo pasa factura, causa un desequilibrio mental", explica. Siente que la sociedad en vez de acompañarle en el duelo, en la pérdida de una madre que le había abandonado, le hacen ocultarlo. Le pedían que fuera un niño afortunado.
Toda su obra es una exploración de su memoria, lo explica así: "Un día abrí mi equipaje en público y lo investigué. En las acciones performativas otro abre su maleta junto a mí, he encontrado partes que faltaban en mi equipaje en maletas de otros. Es una catarsis colectiva". Por esto Vaginas anónimas se realizará a la vez en las tres sedes pero no siempre estará Azcona "naciendo", van a colaborar con él otras personas que hayan sufrido abandono.
En esta performance estarán presentes dos rosas, al igual que en el resto de su obra, donde siempre están presentes en algún rincón. Son sus dos madres, la biológica –Victoria–, y la adoptiva –Isabel–. Presentes a pesar de su ausencia.
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