Una herramienta para mejorar vidas
Escuela Meti en Rudrapur (Bangladesh)
La alemana Anna Heringer (Rosenheim, 1977) está convencida de que eso es la arquitectura: un instrumento para cambiar. Lo piensa desde que, siendo estudiante en la escuela de arte y diseño de Linz, donde hoy es profesora, decidió levantar una casa de barro y se obsesionó con trabajar en países en desarrollo. Aquella casa fue su proyecto final de carrera (2004) y solo dos años después levantó la escuela Meti en Rudrapur (Bangladesh). Lo hizo con la ayuda de otra arquitecta experta en construir con barro, Eike Roswag, y lo consiguió reinventando el papel del arquitecto como, recaudador del dinero con el que empezar a trabajar, como motivador de la comunidad en la que iba a trabajar y, finalmente, como guía para la construcción del edificio.
Desde entonces, Heringer ha levantado, de esa misma manera exhaustiva, otros proyectos en Bangladesh, en Marruecos y ahora trabaja en China. Pero además organiza talleres en los que entrena a los arquitectos de los países en desarrollo y aprende técnicas constructivas de esas comunidades. Así, con el tiempo, la arquitecta ha ido sumando a lo poco con lo que empezó -barro y bambús en su primer proyecto- otros conocimientos, pequeñas y grandes mejoras –como el agua corriente o la energía solar captada por paneles para hacer de la escuela Desi (levantada por la comunidad) el primer edificio de barro con energía eléctrica y agua corriente-. ¿Cuestión de dinero? Más bien fue cuestión de diseño. Cuando se tiene la certeza de que el edificio va a durar más se puede invertir más en él. Cuando la comunidad lo ha levantado atendiendo a una necesidad, el mantenimiento resulta más fácil. Se cuida lo que se siente como propio. Y eso tienen en común todos los trabajos de Heringer, que, en su opinión, “refuerzan la confianza de los individuos, de las culturas y de las economías locales”. Sus trabajos son sostenibles porque atienden al lugar y mezclan economía de subsistencia con ambición arquitectónica. Para esta arquitecta fundadora de la asociación Base Habitat (para ayudar a construir en países en desarrollo) la belleza es esa harmonía: una ecuación entre los materiales, el lugar, el diseño, el programa, la necesidad, la construcción, la ambición de la gente y la relación de la arquitectura, desde el principio, con ciudadanos y contexto.
Escuela Desi en Rudrapur (Bangladesh)
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