Sobre contaminación acústica
El ruido generado en nuestro entorno más cercano, lamentablemente, cada vez se hace más frecuente. Tan familiar nos llega a resultar que hasta llega a existir una notoria falta de sensibilidad en nuestra sociedad.
Además de incidir en nuestra calidad de vida, puede provocar efectos nocivos en todo nuestro organismo. La contaminación acústica ha crecido desproporcionadamente a lo largo de las últimas décadas, y no solo puede hacernos perder progresivamente la audición, sino que puede afectarnos también —entre otras— a nuestra tensión y a nuestro ritmo cardiaco. Y es que el ruido, aparte del ataque psicológico y físico que puede suponer, en estas sofocantes noches veraniegas puede llegar a impedirnos conciliar el sueño —ese tiempo que algunos consideran perdido— y que es tan imprescindible para poder recuperarnos del desgaste diario.— Mar Ramos Navarro.
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