El hombre viste así ahora
El auge del hombre como consumidor de moda se consolida en esta edición de la pasarela, que respeta todas las normas
Quizá sea porque acaba de terminar el mes de las pasarelas masculinas o porque día sí, día también, los medios analizan el auge del hombre como nuevo consumidor de tendencias, pero una de las conclusiones que se desprenden de lo visto en la 080 es que ya no son el sexo débil de la moda. Y no solo porque los asistentes conocieran los nombres de los modelos, o alzaran los móviles entre aplausos cada vez que Velencoso y Kortajarena hacían acto de presencia, sino porque, entre las marcas y diseñadores que presentaros desfiles mixtos, ellos marcaban la pauta de las colecciones.
Hace tiempo que las pasarelas enterraron el traje clásico, la corbata y las camisas básicas. Ante la ausencia de reglas tácitas a las que someterse, las firmas internacionales experimentan con los códigos y plantean fórmulas alternativas. Las marcas nacionales siguen esa estela y comienzan a obedecer las reglas que se están escribiendo en Londres, Milán o París.
1. El estampado hace al hombre: Desigual decidió presentar una colección enteramente masculina y basada, casi en su totalidad, en los motivos tropicales. Palmeras, loros y flores en prendas relajadas (bermudas, bañadores o camisetas holgadas) para un desfile que destacó por su ambiente festivo. Es, precisamente, esta falta de pretensiones la que logra que algo a priori tan selectivo como el estampado masculino cale en públicos jóvenes no necesariamente atentos a las novedades de la industria.
La colección de Guillem Rodríguez anuncia el mensaje contrario. Sus estampados, inspirados en el arte abstracto, decoran casacas, camisas y pantalones de patrones muy definidos y rigurosos. Su hombre bebe de Rick Owens, Raf Simons o J.W. Anderson, o lo que es lo mismo, se enfoca hacia un público minoritario y atrevido, consciente del poder expresivo de la indumentaria.
La propuesta de Krizia Robustella, "Miami Riot", ofreció exactamente lo que anunciaba su título: la diseñadora se olvida de la que ha sido su seña de identidad, el chándal, pero mantiene sus estampados. Los modelos tapan su rostros y lucen graficos inspirados en los patinadores y los jugadores de voley playa que poblaban las costas americanas en los ochenta. Las prendas que utilizarían los nostálgicos de "Los vigilantes de la playa" si estos se atrevieran a llevar como accesorio un pasamontañas.
2. Si no subvierte el patrón, no es un traje contemporáneo: cuando Thom Browne comenzó a presentar esos trajes de chaqueta y bermudas que parecían haber encogido varias tallas, algunos se llevaron las manos a la cabeza. Hoy muchos imitan su estrategia, y rara es la pasarela que no juegue a transgredir las siluetas clásicas del traje masculino a golpe de cortes y combinaciones más o menos innovadoras.
Como no podía ser de otra manera, en la 080 se vieron pantalones cortos con chaquetas clásicas, mallas debajo de bermudas y contrastes en los volúmenes de cada pieza. Josep Abril retomó el testigo del diseño japonés y presentó blazers a juego con pantalones bombacho, shorts con levitas y casacas negras al más puro estilo Yamamoto. Geogina Vendrell colocó plantalones de ciclista debajo de las bermudas de sus modelos e incluso Mango, que se debe a su clientela masiva y no puede permitirse ejercicios estéticos demasiado gratuitos, colocó chaquetas de aviador encima de pantalones de pinzas.
3. Crea prendas que sean carne de Instagram: siguiendo la tendencia de ironizar con los emblemas y los iconos más reconocibles de la industria, Brain and Beast ilustró sus camisetas con el rostro de Yves Saint Laurent o Iris Apfel. Lo curioso es que eran ellos, y no ellas, las que las llevaban.
Como cabía esperar, el contenido de Mango fue sobrio y funcional, pero la conclusión fue la misma: ellos llevan las riendas. Mientras las salidas femeninas picaban de varias tendencias masivas, las masculinas destacaron por retomar el estilo preppy con trajes cuidados al detalle. El hecho de que el desfile de un emporio de la gran distribución destaque por sus prendas para hombre quizá sea la prueba definitiva de que algo está cambiando.
4. La revolución será unisex o no será: eso, al menos, parecen pensar un buen puñado de firmas. La confusión de géneros ya no es cosa de creadores minoritarios, forma parte del éxito de Saint Laurent e incluso ha llegado a templos del clasicismo como Loewe.
La prenda estrella de Gullem Rodríguez fue la casaca. De cortes rígidos y forma trapezoidal, la combinó con pantalones y mallas, convirtiéndola en vestido y en camisa. Hasta Custo se atrevió a vestir a sus modelos masculinos con las transparencias, los escotes y los pantalones extremadamente ajustados.
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