La reforma fiscal

En este país donde la justicia, la sanidad y la educación se deterioran cada vez más, es urgente una regeneración, necesitamos políticos honestos, que cumplan con el programa electoral.

Además de lo anterior, creo que tenemos que exigir respeto a los derechos adquiridos. Me refiero concretamente a la reforma fiscal que entró en vigor el día 20 de junio y que contempla que las indemnizaciones por despido tributen como renta.

Hace más de treinta años, mi contrato de trabajo indefinido amparado por el Estatuto de los Trabajadores me daba derecho, en caso de despido improcedente, a 45 días por año trabajado; más tarde, en febrero de 2012 y a partir de esa fecha, respetando los derechos anteriores, las indemnizaciones pasaron a ser de 33 días por año trabajado, después siguieron bajando. La reforma actual establece que las indemnizaciones por despido tributarán como renta al tipo medio, despreciando los derechos adquiridos hasta esa fecha.

¿Puede el Gobierno quitarnos también este derecho histórico reconocido en el Estatuto de los Trabajadores?

Señor Rajoy, persigan ustedes el fraude fiscal y hagan tributar más a quien más tiene, incluida la Iglesia, no nos sigan machacando a los de las nóminas, que ya casi no podemos más.— Tobías W. Moreno.