Amos y amas
El toque sensible viene de la utilización de la palabra "amo"
Juan Rosell, que es el presidente de la patronal CEOE, da muestras a menudo de tener gran sensibilidad. Ahora, desde luego, hacia los hombres heteros, que formamos un colectivo algo desairado con tanta mujer apuntada al feminismo y tanto homosexual convertido al orgullo.
Rosell ha explicado que hay muchas amas de casa, y muchos amos de casa, que se apuntan a las filas del paro con la finalidad, algo desdibujada, de pillar algún subsidio. Cualquier subsidio, imagino yo. Como se puede adivinar fácilmente, el toque sensible viene de la utilización de la palabra “amo”.
Pero hay más. Con eso Rosell está haciendo una elíptica alusión a los que no se dejan llevar por el parasitismo. Ahí están los emprendedores, los que ponen en marcha esas magníficas iniciativas que se llaman start ups y sirven para poner en el mercado ideas buenas y una autoexplotación garantizada del trabajo. Cuando no una explotación generalizada del propio y el ajeno, que eso ya es la perfección.
Hay una de estas compañías que ha contratado a una amiga mía, que era periodista y ahora es mujer de la limpieza por horas, a razón de cuatro euros y pico la hora. La start up ahorra a las amas/amos de casa la busca, la contratación, las broncas y el despido cuando toca. Y cobra once euros la hora de mi amiga la periodista-limpiadora.
Bueno, pues estos amos/amas de casa no nos cuestan ni un duro, porque no se apuntan a las listas de parados. Se apañan decentemente con las leyes del mercado (o sea sin ley), y ponen en su sitio a esos licenciados incapaces de echarle imaginación a su vida laboral.
Mi querida amiga X: seguro que puedes encontrar alguien que te haga el trabajo por tres euros. Y pillas por start up.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.