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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La dignidad de los gitanos europeos

Esta entrada ha sido escrita por Lucía Petisco, de la Fundación Secretariado Gitano.

Leonarda Dibrani en el piso donde vive con su familia en Mitrovica el pasado 3 de junio / FSG.

Casi diez millones de gitanos viven en Europa. Son ciudadanos europeos aunque la vulneración constante de sus derechos fundamentales convierte la palabra ciudadano en una cáscara vacía. Dos casos recientes en Francia reflejan con toda su crudeza la vulnerabilidad en la que viven. Para colmo, los protagonistas son menores, de 16 años.

En un pequeño apartamento en el centro de Mitrovica, la ciudad dividida de Kosovo, vive desde noviembre Leonarda Dibrani. La policía francesa la sacó de un autobús escolar para expulsarla junto al resto de su familia a Kosovo, el lugar donde nació su padre y que este abandonó cuando era niño. Leonarda nació y vivió en Italia, llevaba 4 años en Francia, cuando las autoridades francesas ejecutaron la orden de expulsión. No tenían papeles en regla. Ahora no va la escuela. Su derecho a la educación se ha visto relegado. La visitamos en Kosovo porque la Fundación Secretariado Gitano le ha otorgado el premio FSG 2013 por considerarla un símbolo, una defensora de sus derechos. La joven se ha convertido en una activista de 16 años, que además de luchar por su supervivencia, envía comunicados y se suma a campañas para que no expulsen a otros.

Segundo caso: Darius, un gitano de origen rumano que fue linchado casi hasta la muerte y abandonado en Seine-Saint-Denis, en los extrarradios de París. Sucedía el 13 de junio y diez días después todavía no había detenciones. Su fotografía del momento en el que alguien lo encontró casi muerto en un carro de supermercado, publicada por un diario británico, conmocionó a Francia.

Son solo dos casos, crueles que dicen mucho de cómo tratamos a los gitanos en Europa, una de las comunidades con mayor rechazo y peor imagen social, incluso en España. El 89% de los niños gitanos europeos no accede a la educación superior. Las niñas abandonan antes. El desempleo es mucho mayor que para el resto de la sociedad. En 2013 se registraron desalojos forzados en Francia, Grecia, Irlanda, Italia o Rumanía. Hablamos de desigualdad y pobreza. Esto no es una denuncia de las ONG, son datos de organismos oficiales: aquí más información de la Comisión Europa, o de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales.

Europa se preocupa poco o nada de sus minorías. Persisten escuelas segregadas , empleos precarios, infraviviendas, y para colmo los discursos racistas ni siquiera se censuran. Los gobiernos que deberían velar por la cohesión social, usan a los gitanos como chivos expiatorios en tiempo de crisis. No olvidamos el “no son como nosotros” que pronunció el primer ministro francés y que le valió una acusación en los tribunales; o la “mierda” del alcalde de Sestao. Suecia ha reconocido recientemente persecuciones a los gitanos a lo largo de todo el siglo XX. La historia es interminable y por desgracia continúa.

Lo terrible es que sabemos dónde está la solución. Volvamos a la historia de Leonarda, escolarizada en un instituto, buena estudiante, delegada de su clase, hablando francés, italiano, romaní. Nos falta el coraje para devolverle su dignidad, valentía política para apostar por la inclusión social con recursos y políticas; hay graves carencias en Europa –incluyendo España- para aplicar la legislación sobre igualdad de trato y no discriminación; y por supuesto falta una mayor indignación ciudadana ante casos como estos.

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