Extremistas
Después de las elecciones europeas, me quedé muy preocupado cuando Pedro Arriola declaró con la solemnidad propia de infalible gurú: “Aquí tenemos todos los frikis del mundo”
Después de las elecciones europeas, me quedé muy preocupado cuando Pedro Arriola declaró con la solemnidad propia de infalible gurú: “Aquí tenemos todos los frikis del mundo”. No lo decía un portavoz de campaña despechado por los resultados, sino un prestigioso oteador social, el gran ojo panóptico que todo lo ve, y asesor y guía del Gobierno. Todos los medios interpretaron que era una alusión a los votantes de Podemos. En una intervención más reciente, el presidente del Gobierno se refirió en el Congreso a la peligrosa proliferación de “extremistas” y “radicales”. También en este caso los medios consideraron que el señor Rajoy aludía a quienes ejercieron la desobediencia civil electoral. Creo que los medios se equivocaron en uno y otro caso. Después de un minucioso análisis, por el método deconstructivo parisino de Jacques Derrida, también conocido como retranca de Pontevedra, he llegado a la conclusión de que en realidad se trata de mensajes crípticos dirigidos a informar sobre la situación en las propias filas. Tanto el asesor como el presidente practican en ambos casos la llamada elocuencia inversa. En el caso de Arriola, seguramente se refería a comportamientos estrafalarios, como la odisea carrilera de Esperanza Aguirre, que tuvieron un efecto nefasto en el electorado. Por lo que respecta al presidente, es muy probable que a la hora de aludir a “extremistas” estuviese pensando en alguno de sus ministros, como el de Justicia, señor Gallardón, empeñado en una regresión medieval con la legislación sobre la interrupción del embarazo. En cuanto a “radicales”, no hay duda de que el señor Rajoy se refería, entre otros, al titular de Interior por sus declaraciones acongojantes sobre Cataluña. Aunque para friki, extremista y radical, aquí tenemos al colega Obiang.
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