Cosas que han cambiado
Muchos empezamos a viajar cuando no existían los móviles (o celulares) ni las aerolíneas low cost. Internet no se había inventado. ¿Cómo demonios podíamos vivir sin wifi?
1. El billete de avión
Apaisado. Con su fino papel de calco y el logo de la aerolínea. Durante el viaje lo guardabas como oro en paño (¡ay de ti se te perdía!), después lo conservabas como recuerdo. Se extinguió en 2008, con la llegada del ciberticket o billete electrónico.
2. Los hoteles
No existían los hoteles boutique, ni los Art Hotels, ni los hoteles de diseño, ni los hoteles tecnológicos, ni los resorts "todo incluido". Si pedías una carta de almohadas te miraban raro. Los spas se llamaban balnearios y eran solo para gente mayor. Aún no había nacido la Infinity Pool, no había wifi en las habitaciones y para hacer la reserva llamabas por teléfono o mandabas un fax. A falta de Tripadvisor, te fiabas de la foto del folleto o de la palabra del vendedor de la agencia. Si no acertabas, las noches podían ser muy largas. O muy cortas, depende de con quién compartieses habitación.
3. Los carretes de fotos
Eran caros, y el revelado, más. Pero te obligaban a cuidar más los encuadres y a mimar la exposición, sobre todo si usabas diapositivas, tan tiquismiquis ellas con el rango dinámico de luces y sombras. Disparabas con avaricia, no al tuntún como se hace ahora con las cámaras digitales: en 2008, el año del boom digital, se hicieron tantas fotos como desde la invención de la fotografía, en 1826 por Niépce. La mayoría malas.
4. Los pases de diapositivas
"¿Qué es mejor que organizar un pase de diapositivas? Cualquier cosa. Un pase así solo sirve para reducir nuestro círculo de amistades", escribía Marc Ripol en su divertido Manual del viajero gafe. Con la revolución digital, las filminas ya son historia, pero algunos todavía se arriesgan a partir peras con sus amigos, cónyuges o amantes, obligándoles a ver sus fotos de viaje en la tablet.
5. La ropa de camuflaje
Para hacer turismo en países exóticos, eso que llamábamos “viajes de aventura”, te pertrechabas en el Rastro de pantalones y camisas militares, como si fueses a la guerra. Más de uno tuvo problemas por disfrazarse de mercenario en África.
6. Las postales
Eran aquellos rectángulos de cartulina en los que se pegaban sellos y se escribía “Queridos primos: lo estamos pasando muy bien…” o “Churri, te echo mucho de menos”. Qué tiempos. Las postales eran como el Whatsapp, pero de papel y más lentas (en España, casi siempre llegaban después de las vacaciones). También servían para contar por dónde andabas y lo que estabas viendo: es decir, para presumir de trotamundos. Las mató Facebook.
7. Las maletas voluminosas
¿Cuál es la mejor maleta que existe? Sin duda, la que no hay que facturar, como explicaba George Clooney en Up in the air (Amor sin escalas), donde interpreta a un hombre de negocios que pasa la mayor parte de su vida entre aviones y hoteles. Sobre todo desde que las aerolíneas empezaron a cobrar por equipaje facturado y a poner restricciones en el de mano. Lo más sensato es embarcarse en el avión con lo puesto o llevar un 'trolley', una pequeña maleta con ruedas, con la ropa bien dobladita. Como George Clooney
8. Las cabinas de teléfono
Llamar desde el extranjero podía ser complicado: había que dar con una cabina de teléfono que funcionase y juntar monedas suficientes para que la comunicación no se cortase en plena conversación. Algo así como buscar hoy una red wifi gratis y rápida para llamar a casa con Skype o Viber.
9. Los aeropuertos
La obsesión por la seguridad tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 cambió para siempre el transporte aéreo. Aquellos atentados iniciaron una serie de acontecimientos en cadena cuyas consecuencias perduran. Transitar por un aeropuerto se ha convertido en una experiencia a menudo desagradable: controles, chequeos, escáneres corporales, cinturones desabrochados, pasajeros descalzos, malos modos… situaciones que eran inconcebibles antes de los atentados y que ahora se ven como algo normal.
10. Los mapas
Antes de emprender una ruta senderista o en bicicleta ibas a librerías como La Tienda Verde o te acercabas al Instituto Cartográfico para comprarte un buen mapa topográfico. Ahora no sales de casa sin tu móvil (o celular) con GPS y las apps de Google Maps, Wikilock, Sport Tracker, Yelp, Foursquare…
11. Las fotos con trípode y temporizador.
Ahora se llaman selfies y se hacen a pulso con el iPhone.
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