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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Cuando la paz en Colombia sirve aún para algo

Por Alejandro Matos, director de Oxfam Intermon en Colombia.

La cantante Sole Gimenez en el Centro Nacional de la Memoria Histórica de Bogotá en octubre de 2013. Foto: @lularoal

Fermina Daza, la protagonista de El amor en los tiempos del cólera, reflexionaba sobre las décadas de matrimonio con Juvenal Urbino y concluía que en cuestiones de pareja “la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada”. Ahora que las Farc cumplen 50 años, hay hechos de la relación entre el Estado y la guerrilla que recuerdan la sabiduría aprendida a destiempo por Fermina.

En 1982 se produjo el primer intento de solución negociada. Se conformó, a solicitud del gobierno conservador de Betancur, un partido político de izquierdas para dar voz a los opositores llamado “Unión Patriótica”. Las partes firmaron un acuerdo de cese al fuego y nadie lo respetó. Los miembros de la Unión Patriótica fueron exterminados por agentes estatales y paraestatales. Así las cosas, los unos se volvieron al monte y los otros a los despachos.

Diez años después, en 1992, se dieron en México los diálogos de Tlaxcala. Mientras el gobierno liberal de Gaviria centraba su atención en la desmovilización y entrega de armas, las Farc lo hacían en 12 puntos que cuestionaban la estructura del Estado. El gobierno contra argumentaba que con la nueva Constitución las exigencias de las Farc quedaban obsoletas. Las intenciones opuestas los levantó de la mesa para tomar el avión de regreso.

Siete años después, en 1999, el conservador Pastrana inició los diálogos del Caguan. La gran novedad era el despeje de un territorio equivalente a Suiza para negociar. Las Farc estaban en el apogeo de su poder militar y el Estado en el punto más bajo. Es cierto que había una agenda común, pero dispersa y sin norte. El conflicto alcanzaba los mayores niveles de degradación en sus 35 años de existencia. Los paramilitares se expandían por todo el país a golpe de machete y el Estado miraba para otro lado. La situación era absurdamente insostenible, las Farc se internaron en la selva y el Estado retomó el Caguán.

En septiembre de 2012, el presidente Santos anunció el inicio de negociaciones con las Farc en Cuba. Aprendió del Caguán que era mejor negociar en el exterior, sin despeje y con un tiempo limitado. Aprendió de Tlaxcala que era imprescindible una agenda común, breve y concreta cuyo fin no fuese pedirle a las Farc que se entregasen. Aprendió de los años 80 que el respeto y garantía a la participación política era fundamental porque este conflicto es sobre todo político. La máxima de Herodoto, “hizo un desierto y lo llamó paz” no se podía repetir. Las Farc han aprendido que la prepotencia del Caguán sobraba ahora (y también entonces). De Tlaxcala que la negociación no puede consistir en negociar una Colombia imposible. De los 80 que la ingenuidad mata y por eso, por ahora, hablan de dejar las armas, no de entregarlas.

Entre ambos, se interpone el ex presidente Uribe que vocifera que el castrochavista Santos está entregando el país a las Farc; que propone todo el peso de la cárcel para los guerrilleros y toda la gloria de la patria para los militares, políticos y empresarios (y para él mismo); que acusa a todo el que le hace oposición de guerrillero; que aboga por un país de señores propietarios y siervos peones. Y como siempre, el miedo como argumento.

El domingo 25 fue la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Unos interpretan que el 70% de los votantes lo hicieron por la paz (o sea, los que no votaron al candidato de Uribe). Otros sostienen que el 70% lo hicieron por la guerra (o sea, los que no votaron a Santos). El 15 de junio lo sabremos. Es difícil medir nuestro nivel de sabiduría como país en este tema, pero no sobra recordar que si dejamos pasar esta oportunidad de diálogo pasarán muchos años antes de darnos otra oportunidad para hablar en lugar de matarnos. Mientras tanto, continuaría cumpliéndose el maleficio garciamarquiano: “las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”.

PD. Los próximos 6 y 7 de junio La Taula Catalana por los derechos humanos en Colombia, celebrará sus XII Jornadas anuales sobre el país. Este año el tema es la paz, como no podía ser de otro modo. Representantes de la sociedad civil colombiana, y algunos de los mejores analistas del

país harán una valoración de las recientes elecciones, y de los acuerdos entre el Gobierno colombiano y las Farc en la Havana. Todxs están cordialmente invitadxs. http://www.taulacolombia.org/noticies/xii-jornades-sobre-colombia-el-repte-de-construir-la-pau-colombia

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