Nacionalismo e independencia
El filósofo Xavier Rubert de Ventós denunciaba, ya hace años, la incipiente confusión de la sociedad catalana en torno a dos temas que han terminado invadiendo nuestro día a día: el independentismo y el nacionalismo. Para este pensador, dos derivas sociales de muy distinta naturaleza. El nacionalismo hace referencia a la identidad cultural de los pueblos; el independentismo, en cambio, tiene su base en discrepancias sobre cuestiones más bien técnicas. En Cataluña estos dos términos están hoy completamente mezclados, y por eso resulta necesario rescatar su verdadero significado. Sería absurdo negar que el auge del nacional-independentismo catalán ha ido siendo paulatinamente alimentado por las muchas maniobras centralizadoras que se han propuesto desde Madrid; como restringir las conexiones de vuelos internacionales al Aeropuerto de Barajas o proponer la desviación del Corredor del Mediterráneo, una idea (rechazada por los técnicos europeos) que persigue consolidar el actual esquema radial de infraestructuras español. Así como creo que el Gobierno Central es responsable de muchas de estas incongruencias, creo también que algunos partidos catalanes son, por razones políticas, los principales responsables de que hoy día buena parte de la sociedad sea incapaz de entender la diferencia entre el tecnicismo del independentismo y el sentimentalismo del nacionalismo.— David Steegmann Mangrané. Barcelona.
Artur Mas ha hecho una declaración institucional el 23 de abril apelando a los catalanes a “celebrar lo que nos une”. ¿Y qué nos une a los catalanes, señor Mas? ¿Su proyecto de separación, división y ruptura con el resto de España? Pues según todas las encuestas, parece evidente que no, sino que nos divide y profundamente. Me parece un ejercicio de cinismo que quien está alimentando cada día una honda fractura social en Cataluña se presente ahora con una sonrisa ante las cámaras con un mensaje de “unidad”. Mas ha radicalizado la política catalana y a su partido, llevándolo a posiciones que nunca antes había tenido y ahora mismo representa lamentablemente justo lo contrario de la unidad: la división, dentro y fuera de Cataluña; entre nosotros, los catalanes, y con el resto de españoles.— Francesc Gombau. Girona.
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