La clase política en España

De Madrid a Andalucía, se veía venir: la formación parece un fraude convertido en maná para empresarios, sindicatos y políticos. La manifiesta laxitud en el control administrativo de las subvenciones a la formación se ha traducido en una cueva de Alí Babá sindical y empresarial en la que todos robaban y a nadie daban explicaciones mientras el motor se engrasaba, citando a Felipe González, con el aceite de la corrupción. Pero la situación no es nueva, ya la denunció en 2002 el Tribunal de Cuentas (curiosamente, después de una huelga general). Si buscan culpables de aquella época, no busquen más; no hubo. El robo viene de lejos. Si esta era la generación más formada de la historia y esta formación se basa en el robo, el futuro que nos queda es la cárcel.— Emilio Iglesias Delgado. Sevilla.

Desde el destape sobre el caso de corrupción del extesorero del Partido Popular, no hemos parado de ver en los medios de comunicación todo tipo de casos de corrupción política. ¿Acaso es algo normal? Al parecer sí. Los españoles ya no pestañeamos al descubrir, por ejemplo, un fraude de cursos de formación en Andalucía o una imputación a Irene San Gil, diputada en la Palma, la cual amañó unas oposiciones.

Sin embargo, en otros países estos casos de corrupción y fraude se ven como hechos deplorables, además de que significan un inmediato castigo para su artífice. Por eso, me pregunto cuánto tiempo lleva España sin ser gobernada por una clase política íntegra.— Ainhoa Piqueras Mateos.