Fronteras como obstáculo y como paso
El antropólogo francés Marc Augé cree que una frontera es lo contrario a una barrera. Que la condición que mezcla el obstáculo con el paso termina por convertirse en un puente. Y aunque admite que hay fronteras no solo entre países sino también entre clases, sexos o generaciones, está convencido de que existen para ser traspasadas. Por eso pregunta ¿qué otra cosa es la propia educación sino un puente que permite vincularse con los otros salvaguardando, a la vez, la identidad personal?
Augé encabeza una serie de reflexiones, y acciones, de antropólogos, arquitectos, artistas, comisarios y escritores recogidas por el editor Sigismond de Vajay –con la ayuda de Pedro Donoso y Flavia Costa en el primer tomo- que componen el doble volumen Of Bridges & Borders (JRP/ Ringier). La idea que hay detrás de los ensayos es analizar lo que Augé presenta: el espacio ambiguo de las fronteras y la naturaleza quebradiza de los puentes.
Este es un compendio de sumo interés porque hace convivir puntos de vista diversos, a veces tan alejados que el lector puede llegar a preguntarse si están describiendo el mismo mundo, el mismo nexo o la misma frontera. Y la respuesta es, indudablemente, sí y no. A la vez. Es el mundo propio, tanto como el mundo en el que uno vive, o es capaz de ver o imaginar, el que dibuja las reflexiones incluidas en estos libros. Para ilustrar esa realidad que se da la espalda en tantos de los escritos, estos son algunos de los pensamientos de los arquitectos que han aportado sus trabajos :
El guatemalteco Teddy Cruz ha hecho del paso por la frontera su carrera profesional y de tratar de analizar, y humanizar ese borde, su cruzada personal. Él vive la paradoja de denunciar lo que sucede en el límite entre Tijuana y San Diego y haber representado, con esa misma investigación, a Estados Unidos en la Bienal de Venecia de 2008. En su escrito analiza los barrios fronterizos resultado del tráfico por la frontera con mayor tráfico del mundo. Esos asentamientos se construyen, en Tijuana, con los restos de San Diego. La ciudad mexicana recicla los desechos de la norteamericana “para construir un urbanismo transfronterizo insurgente de emergencia”. Esa doble urbanización retroalimentada con el reciclaje de fragmentos produce, entre otras cosas, espacios de producción cultural. Y así, esos lugares se convierten en espejos de “otros sitios conflictivos del mundo en donde se manifiestan crisis transhemisféricas invisibles a nivel socio político, económico y ambiental”. Lo que Cruz pone en cuestión desde su frontera es si los proyectos de experimentación artística más relevantes pueden surgir de lugares con abundancia económica o si lo harán de lugares con escasez, sumidos en conflictos.
El español Juan Herreros, por su parte, propone tender puentes entre la ciudad periférica y la céntrica “mirando el centro desde la periferia”. Tras admitir el fracaso, casi generalizado, de la construcción de un extrarradio que explotara sus condiciones específicas, Herreros enumera tres ingredientes para mejorar las ciudades:
1-revisar el papel de las infraestructuras en la organización de la ciudad
2-hibridar los usos y
3-“naturalizar” la ciudad.
Su receta es, en realidad, una autocrítica que parte de la constatación de que en España se ha duplicado la superficie construida en las últimas tres décadas: “hemos construido alrededor de cada ciudad otra mediocre”. Por eso busca salvar recursos que han servido para construir las ciudades europeas durante siglos (la convivencia de ocupaciones en los barrios y la permeabilidad entre espacio residencial y espacio comercial llamada ahora hibridación) y luego va más allá y pide la desaparición de la cultura del automóvil para, entre otras muchas razones, limitar la dependencia energética. Herreros habla del reciclaje de barrios y de naturalizar la ciudad, como movimiento inverso al que nos llevó a artificializar la naturaleza.
Así, con naturaleza o con desechos, con ideas o explicando lo propio o las contradicciones ajenas, artistas como Jenny Holzer, Santiago Serra, Chris Burden o Guillermo Kuitca, arquitectos como Santiago Cirugeda o Simón Vélez y sociólogos como Saskia Sassen tratan de tender puentes y de deshacer los límites entre las disciplinas.
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