Daños colaterales
¿Se ha preguntado alguien de dónde viene el arsenal de ramas de romero y olivo que se venden en la entrada de las iglesias el Domingo de Ramos? Vivo junto a un parque que estaba lleno de romero, y digo estaba, porque tras esta Semana Santa se ha visto reducida la frondosidad de las plantas. Llegaban al anochecer, en furgonetas, extendían un plástico en el suelo, y comenzaban a romper ramas hasta llenarlo. Así durante dos días. Este año el olivo se ha salvado, aún no ha tenido tiempo de reponerse del destrozo del año pasado, pero está condenado para el próximo. ¿Qué hace nuestro Ayuntamiento para proteger los parques que se plantan y riegan con el dinero de nuestros impuestos? Alguien se preguntará por qué no he llamado a la Policía Municipal; sencillo: no viene.— Cristina Martín Melero.
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