La planificación familiar como salvavidas

Millones de mujeres en el mundo no tienen opción ni voz a la hora de decidir si tener o no hijos, cuándo tenerlos ni cuántos tener. El poder dar respuesta a estas preguntas es una obligación ética ineludible por parte de todos. En muchos casos, estas mujeres viven en condiciones de extrema pobreza, con insuficiente acceso a servicios médicos básicos. Muchas veces son demasiado jóvenes, las más vulnerables a las complicaciones durante el embarazo y el parto.

Además de un derecho, el acceso a información, a formación y a servicios de planificación familiar podría salvar más de 650,000 vidas cada año, tanto de las madres como de sus hijos.

Nuestros compañeros en Pakistan, a través de los programas de prevención de matrimonio forzoso y temprano que Save the Children realiza allí, conocieron a Kali, una niña que con 12 años ya está casada. Kali les contó que tuvo su primera regla dos semanas antes de casarse y que su marido tuvo que explicarle lo que era. No volvió a tenerla porque se quedó embarazada. Estaba aterrorizada. Cada año, 50.000 adolescentes como Kali mueren porque sus cuerpos no están preparados para tener hijos. Las complicaciones en el embarazo son la primera causa de muerte en jóvenes de 15 a 19 años. Kali debería haber tenido la capacidad de decidir cuándo y cómo tener a sus hijos. Cualquier mujer debería poder hacerlo.

¿Cómo hacer que la planificación familiar sea una realidad para más de 200 millones de mujeres? Se estima que más de 860 millones de mujeres que viven en los países más pobres quieren evitar el embarazo, de ellas 645 millones pueden acceder a métodos anticonceptivos modernos. El resto no tiene acceso a ellos, bien por falta de anticonceptivos, bien por no contar con servicios ni personal sanitario al que dirigirse para conseguirlos, o bien porque sencillamente, no tienen la opción de decidir sobre su maternidad. Solo en Nigeria, más de 10 millones de mujeres piden contar con medios para controlar su fertilidad.

¿Cómo hacer que millones de niñas, de jóvenes y de mujeres puedan tener voz y la opción de decidir sobre su propia maternidad? En primer lugar, invirtiendo en educación. Hay una relación directa entre la formación que recibe una mujer y sus logros futuros, así como su capacidad de tomar decisiones. Pero en los países más pobres, una de cada 10 niñas no puede ir a la escuela. Es necesario también incluir la educación sexual en los planes de estudio tanto de niños como de niñas.

Igual de importante, para que las mujeres puedan ejercer su derecho, es la existencia de leyes y políticas que, por un lado garanticen el acceso a servicios de planificación familiar y por otro, permitan que las mujeres tengan autonomía para encontrar un trabajo o participar en la toma de decisiones sobre sus vidas y sus hogares.

Save the Children trabaja para asegurar que todas las niñas, jóvenes y mujeres tengan plenas facultades para tomar estas decisiones y cuenten con la atención sanitaria que necesitan, ya sea para la concepción o la anticoncepción, porque esa decisión les corresponde únicamente a ellas.

Inés Gimeno, Experta en Incidencia Política Internacional de Save the Children

*Los datos de este artículo son del informe Every Woman´s Right. How family planning save children´s lives (Los derechos de la mujer. Cómo la planificación familiar salva vidas de niños) de Save the Children.