La Constitución y la vida humana
José Antonio Martín Pallín se ha explayado a gusto insultando a la inteligencia en nombre de la ideología de género que es lo que subyace en su defensa a ultranza del aborto sin plazos y sin supuestos; es decir, el aborto libre como un derecho de la mujer. Como este derecho es indefendible, recurre a un popurrí de falacias y sofismas, adornado con insultos (demagógicos y reaccionarios, dogmáticos) y ¿cómo no? a atacar a la Iglesia católica. De las falacias científicas que aduce para justificar el aborto es mejor no hablar porque todo lo manipula en función de la ideología pro aborto.
Quien manipula la Constitución es él y muy descaradamente. La Constitución declara que la vida humana en formación es un bien que merece protección, lo que implica que el Estado tiene la obligación de establecer un sistema legal para su defensa, que no puede establecer una regulación del aborto en el que el valor fundamental de la vida humana quede absolutamente desprotegido en determinados momentos, como sucede actualmente en la ley de plazos. El Gobierno socialista optó por otorgar a la declaración de la mujer embarazada una primacía absoluta, prescindiendo de la necesidad de apoyo en otro tipo de causas; ello supone de hecho que no derecho el sacrificio del nasciturus, al que se refiere el fundamento jurídico 12 de la sentencia del Tribunal Constitucional 53/1985. Para el señor Pallín la vida del nasciturus debe ser eliminada no por entrar en colisión con otros valores, sino por la mera voluntad de la embarazada. Y se despacha a gusto hablando de música con el ministro Gallardón en otros tiempos, como si este accidente tuviera algo que ver con lo que defiende contra toda justicia, ley y razón.— Fidel García Martínez.
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