Es el turno de la Iglesia católica
No hay ningún motivo para que los sacerdotes pederastas eludan ser juzgados y castigados por los respectivos ordenamientos jurídicos de los países en los que delinquieron, al igual que quienes han colaborado en la ocultación de su delito.
Está bien que la ONU exija a la Iglesia católica la entrega a las autoridades civiles de los curas pederastas, aunque esta exigencia llegue también con una demora inexcusable. Ahora es el turno de la Iglesia para demostrar que las promesas de cambio del Papa Francisco eran algo más que palabras.— Paloma Nicolás.
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