Dietas de clase Z: el cardo mariano
Sin duda la dieta que voy a seguir con más atención este invierno es la de Kiko Rivera. Después de montar una fiestaca con leones vivos en el más puro estilo narcotraficante ha decidido ponerse a plan con la ayuda del cardo mariano
Enero es un horror por múltiples motivos: hace frío, no tenemos un duro y a partir del 6 no hay festivos. Sin embargo, yo lo vivo con cierta ilusión, porque también es el mes de las dietas desintoxicadoras y/o adelgazantes. No es que las lleve a cabo, líbreme Dior de castigar a mi organismo absurdamente. Solo me entretengo viendo —y denunciando siempre que puedo— las novedades que surgen en este campo.
Entre estos regímenes cuasi dictatoriales, mis favoritos son los que se basan en teorías disparatadas. La dieta del grupo sanguíneo, un sacacuartos inventado por un pastor mormón, te dice que comas en función de si tu sangre es A, B u O. La alcalina te previene de ingerir alimentos “ácidos”, como si el pH del cuerpo pudiera cambiar por tomarte un café o un boquerón. La de la enzima prodigiosa tiene menos base científica que una canción de La Década Ídem, diga lo que diga su gurú Mercedes Milá. No insistiré en la peligrosidad de estas prácticas milagrosas: si alguien se siente tentado de confiar en ellas, que lea antes lo que dicen blogs serios como El Nutricionista de la General o Mi Dieta Cojea.
Existe una manera sencilla de detectar si una dieta es un tocomocho potencialmente dañino: que la haya abrazado alguna famosa. Y digo “famosa” porque suelen ser mujeres, el sector de la población más presionado en lo que a la lorza se refiere. En Estados Unidos, las abanderadas son celebrities de clase A tipo Beyoncé, Jennifer Aniston o Demi Moore. En España, donde semos de otra manera, el rollo es más clase Z: Rociíto, María José Campanario o Jessica Bueno trabajaron de embajadoras de la alcachofa como supuesto revientakilos.
Sin duda la dieta que voy a seguir con más atención este invierno es la de Kiko Rivera. Después de montar una fiestaca con leones vivos en el más puro estilo narcotraficante y de fracasar estrepitosamente en la muy juiciosa villa de Elgoibar, donde no fue a verle pinchar ni el tato, el antiguo Paquirrrííínnnggg ha decidido ponerse a plan con la ayuda del cardo mariano. Este extracto mágico no tiene nada que ver con la Virgen o con Rajoy, aunque sus efectos podrían ser similares a los de rezar una novena o escribir una carta al presidente. Sale de una planta del mismo nombre, cuyo valor depurativo no ha sido probado por estudios concluyentes. ¿Pero a quién le importan esas minucias? Y menos cuando presuntamente también cura los resacones, propiedad que no dudo la marca habrá tenido en cuenta a la hora de elegir como imagen a nuestro hombre.
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