El fin de un sueño
Hace ya un cuarto de siglo, vivíamos los ciudadanos europeos, y particularmente los españoles, una especie de sueño: por fin cada individuo, aparte de ejercer su derecho democrático al voto, tenía garantizado el acceso a todos los servicios básicos por el hecho de pertenecer a este mundo, supuestamente civilizado y socialmente avanzado.
La historia reciente nos está demostrando muchas cosas: la desaparición de la casi totalidad de los países no capitalistas, y del contrapeso que ejercían para frenar las ansias del poder financiero, está propiciando a mi juicio este expolio del Estado de bienestar. Los poderosos han descubierto que es más rentable para ellos vendernos los servicios esenciales a los que nunca podríamos renunciar, y que por tanto representan un beneficio seguro. Por ello, se han lanzado a su privatización salvaje con el pretexto de que la gestión pública no funciona. Y lo más triste es que este proceso se lleva a cabo con la pasividad y resignación de la ciudadanía, y de los partidos tradicionalmente considerados de izquierdas.— Rafael Jiménez Toboso.
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