Los nuevos pobres
Hubo un tiempo en que no era difícil en España ser “nuevo rico”. Tan solo se necesitaba ambición, cierta capacidad para relacionarse y, sobre todo, tener muy pocos escrúpulos a la hora de hacer negocios. Esto era suficiente para conseguir tal status en un país en expansión donde la construcción era explotada al máximo, y donde los bancos hicieron su “agosto” hasta llevarnos al “invierno” en el que nos encontramos. Ahora estamos en el ciclo contrario y lo fácil es ser “nuevo pobre”. Para adquirir tal condición no es necesario nada especial; se puede llegar a ella siendo arquitecto, abogado, médico, administrativo o albañil, ya que tan solo se necesita estar vivo; del resto se encarga “el mercado”, es decir, aquellos que solo viven para aumentar sus riquezas sin importarle mucho si para ello es necesario enviar a la indigencia a millones de personas.
Afortunadamente, y a diferencia del “nuevo rico” que generaba todo tipo de rechazos sociales, el “nuevo pobre” —que hoy somos todos— ha sacado a relucir lo mejor del ser humano, y la solidaridad se ha convertido —para vergüenza de nuestros gobernantes— en la única herramienta que, al faltar la justicia, tenemos para defendernos. ¡Feliz y solidaria Navidad para todos!— Tomás Díez Vivas.
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