¿Hasta cuándo estas injusticias?
Hace tres meses, pasé a engrosar las sombrías listas del paro. Ante un panorama estremecedor, contacté con el juzgado de familia para pedir una rebaja de la pensión que pago a la madre de mi hijo y que representa un 74% del subsidio que percibo.
La semana pasada se celebró un juicio en el que, después de escuchar a los letrados de ambas partes, la fiscal concluyó que no rebajaría ni un céntimo la pensión, pues podría tratarse de un despido pactado para conseguir tal fin. Por suerte para ella, la señora fiscal, como funcionaria del Estado que es, nunca paladeará el sabor de un despido improcedente ni el amargor que produce el desempleo. Probablemente, la madre de mi hijo, comandante de Iberia, tampoco.
Esperemos que la justicia de este país sea justa algún día y los padres sean valorados como tales, sobre todo, porque los hijos se lo merecen.— Ángel Durán Martínez.
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