Blindados y cobrando
Me gustaría creer la afirmación de Ana Pastor en El País Semanal (24 de noviembre de 2013) de que “los políticos también son empleados porque los ciudadanos son sus jefes”. Dudo que con un sistema electoral que reelige automáticamente a una oligarquía bipartidista y un alto órgano de poder judicial diseñado para perdonarlos tengamos los ciudadanos la mínima oportunidad de ser jefes de nuestros políticos. Los jefes de los políticos son los órganos directivos de sus partidos, que les garantizan un puesto de trabajo más fijo (el puesto, no la persona) que el de un funcionario de carrera. El puesto de funcionario, al fin y al cabo, se puede amortizar. Sin embargo, las plazas de político, inútilmente multiplicadas por diecisiete, no encontrarán legislador que las disminuya, ni siquiera en el peor de los escenarios electorales.
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