Presente contra futuro
No sé si nuestros estudiantes están a la cola de la OCDE en Lengua y Matemáticas, pero desde luego nuestros dirigentes políticos sí que demuestran estar a la cabeza en ambas competencias cuando se trata de valorar los resultados del Informe PISA.Todos, absolutamente todos, los han interpretado a favor de sus postulados. Para unos demuestran que la ley educativa recién aprobada es necesaria, o que más inversión no produce beneficios. Para otros que sigue pesando el gran analfabetismo de las generaciones de nuestros abuelos. Unas regiones sacan pecho por sus buenos resultados, mientras otras acusan de los malos al secular abandono o al centralismo que apenas les deja autonomía educativa e impide que desarrollen su, seguro, exitoso modelo. Y así. Desengáñense, no es el sistema educativo finlandés el que triunfa, son los finlandeses: los alumnos, los profesores, los padres.
Ahora se querrá arreglar todo con la llegada de la nueva ley, la LOMCE, que quiere implantar por decreto la cultura del esfuerzo y acabar con el fracaso escolar amenazando a los alumnos con suspenderles si suspenden. Luego, confundiendo educación con Educación, vendrán las proclamas de que la escuela debe encargarse de solucionarlo todo: la violencia de género, la homofobia, la conducta vial, la prevención de adicciones o los peligros de las redes sociales.
Se suele decir que la educación es la garantía de futuro para nuestros jóvenes, pero la realidad es que más bien es el reflejo de nuestro presente. Así, uno de cada cuatro de mis alumnos hace novillos, mientras los adultos de su entorno alargan sus bajas o trabajan en empleo sumergido. Otros copian en los exámenes como sus padres piden facturas sin IVA. Hay quien falsifica un boletín de notas que se parece mucho a la factura falsa de una mariscada cargada al dinero público. O menosprecian al alumno responsable, al que motejan de empollón, como el funcionario cumplidor es denostado por sus compañeros. La batalla contra el fracaso escolar se libra, paradójicamente, fuera de la escuela.— Luis Miguel Santos Unamuno. Director del Instituto Fuentesaúco.
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