¿Tasas al efecto placebo?

La homeopatía está a punto de salir del limbo legal en el que se encuentra desde hace casi diez años. El Ministerio de Sanidad prepara una orden por la que pretende regular el registro y venta de estos productos en España. Se trata de un sector en expansión que no está sujeto a un control adecuado; de hecho, los productos se venden ahora al amparo de una normativa dictada en 1994 con carácter provisional a la que se acogieron 19.000 artículos, a la espera de que las autoridades organizaran una regulación que nunca llegó. Y no lo ha hecho porque cada vez que se ha intentado ha habido tantos problemas que se ha acabado desistiendo.

El principal problema con el que se encuentran estos preparados es la reticencia de la comunidad científica. La homeopatía, aunque se ha hecho un hueco en la práctica asistencial, no ha superado nunca los requisitos de evaluación que se exigen a otras disciplinas médicas, ni sus productos han demostrado efectividad en ensayos clínicos controlados. Pero es un sector en expansión cuyos tratamientos siguen miles de personas.

El resultado es que no existe un verdadero control público y ha habido casos en los que, bajo la etiqueta de producto homeopático, se han encontrado todo tipo de sustancias, incluidos principios activos de medicamentos convencionales.

La nueva regulación permitirá registrarlos, pero se les exigirá que demuestren calidad, seguridad y eficacia. Como cualquier otro medicamento, podría decirse; pero no exactamente. Porque podrán demostrar fácilmente la calidad y la seguridad, pero si tienen que demostrar eficacia —más allá del efecto placebo que en general se le reconoce— la homeopatía podría desaparecer de las farmacias.

Por eso se les permitirá que demuestren eficacia de acuerdo con el uso y la tradición. Es decir, un subterfugio, una apariencia de prueba. El resultado es ambivalente: por un lado los usuarios podrán estar seguros de lo que toman, y la administración podrá cobrar unas tasas que vendrán muy bien. Pero también alimentará la idea de que estos productos son tan fiables como los de la medicina científica, cuando no es así.