Por pena
He acabado con lágrimas en los ojos el artículo del señor Landero Aprender lengua lleva toda una vida (El País Semanal, 17 de noviembre). Por pena. Porque yo tengo 44 años y no he leído La Celestina. Porque me creo saber mucha lengua ya que sé hacer árboles sintácticos con las frases. Porque le meto a la fuerza esos árboles a mi hijo de 2º de la ESO pues en clase no lo consigue aprender y no se lo consiguen enseñar. Por pena. Porque, esta tarde, mi hijo me ha dicho que podría hacer una narración oral voluntaria para clase de lengua, pero argumenta: “No la voy a hacer porque yo no sé hablar, y además de qué voy a hablar yo”. Por pena. Porque mi hijo titubea cuando lee y me dice que no le gusta leer cuando le regalo un libro. Y porque tengo dos hijos más pequeños que también están en esta escuela ineficaz, complicada y aburrida.
Pero mi mayor pena ha sido que el señor Landero me descubra que el problema de la educación en España es insoluble; y yo no tengo dinero para llevar a mis hijos a Finlandia. Si lo tuviera, ansí que lo haría.
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