Esperpento recaudatorio
Hace unos días llegó a mi casa una carta de la DGT, donde, con la excusa de la transparencia informativa, nos comunican que mi padre tiene que pasar la ITV de un vehículo matriculado en los años setenta. Tal misiva demuestra la eficacia de la Administración en su gestión por cuidar de la seguridad del ciudadano, no por un intento descarado y feroz de recaudar, sino por la falta de celo para cumplir con la cita. Pero se da la circunstancia de que mi padre falleció hace más de 20 años y el vehículo en cuestión se jubiló hace más de 30. Ahora yo me pregunto si el supuesto “delito” ha prescrito, si no consta que mi padre falleciera o se pueda demostrar que el modelo de coche ya no existe. Espero que la ley de seguridad ciudadana no me obligue a pagar alguna tasa por incomodar a la autoridad (in)competente. Ya sabemos que las leyes a medida de nuestra clase política les protege de todo tipo de delitos cometidos contra los ciudadanos, que dignamente han depositado su confianza en ellos. Y las futuras van con impuestos revolucionarios.—Agustín García Arrabal.
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