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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Complicidades peligrosas

La mayor parte de los diputados del PP firman en las Cortes Valencianas una petición de indulto para un compañero corrupto

MARCOS BALFAGÓN

El miércoles pasado, en las Cortes Valencianas, circuló un papel en el que se pedía al Gobierno el indulto del exalcalde de Torrevieja y exdiputado autonómico Pedro Ángel Hernández Mateo. De lo que se trataba era de reunir el mayor número de firmas y, de los 54 diputados que tiene allí el Partido Popular, 45 se decantaron por apoyar la iniciativa. Es decir, solicitaron que se le perdonaran las penas a un político que ha sido condenado a tres años de cárcel y siete de inhabilitación por prevaricación y falsedad en documento público.

Pedro Ángel Hernández Mateo llegó a la alcaldía de Torrevieja en 1988 gracias a una moción de censura. El anterior regidor fue tumbado por la entonces Alianza Popular con los votos que le dieron los cuatro ediles del nuevo partido que había creado, tras pelearse con los socialistas, la que fuera primera alcaldesa del pueblo en democracia, Rosa Mazón. Desde entonces, y hasta que abandonó el cargo en 2011, ganó cinco elecciones por mayoría absoluta. Aunque a Hernández Mateo se le acumulaban distintas causas judiciales, los vecinos de Torrevieja siguieron votándolo, nunca cuestionaron sus maneras, ni su conducta.

La política está pasando por sus horas más bajas. En una actividad que depende tanto de factores emocionales, como la simpatía o antipatía que despierte un candidato, y en la que tendría que tener mucho peso la atmósfera de indignación y rechazo que produce el comportamiento de tantos cargos electos, sorprende la práctica unanimidad del apoyo dado a un corrupto por sus compañeros de partido. No importa que Hernández Mateo consiguiera amañar la adjudicación del servicio de basuras para otorgárselo a una empresa concreta, lo que vale es la complicidad partidista.

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Así no hay manera alguna de romper el círculo perverso de la corrupción. Afecta a casi todos los partidos, pero allí donde podría abrirse un hueco para limpiar el estercolero, los políticos hacen piña partidista para protegerse unos a otros. Y cada vez se hunden más en la ciénaga. El nuevo líder del PP en Valencia, Alberto Fabra, advirtió que no llevará en las listas de las próximas elecciones a ningún político que esté imputado (ahora mismo hay ocho en las Cortes Valencianas). La mayoría de sus diputados le han respondido pidiendo el indulto de un corrupto.

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