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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bailando sobre el podio

Los campeones españoles del motociclismo disfrutan como niños de sus victorias, ajenos a estériles disputas

MARCOS BALFAGÓN

No hay tanta diferencia entre esa foto de Marc Márquez con casco estrenando su primera moto, a los cuatro años y con ruedines, y el joven con cara de niño que se acaba de proclamar campeón del mundo de Moto GP. Ha sufrido aparatosas caídas que le trajeron malos augurios, pero Márquez sube hoy a los podios y hace declaraciones con una frescura que recuerda más al niño que fue que al adulto que promete ser. Quizá por eso los periodistas que relatan sus gestas con admiración destacaban el domingo la actitud del nuevo campeón del mundo de Moto GP, que festejaba su triunfo sobre el podio con unos infantiles pasitos de baile.

Márquez, con tan solo veinte años, ha batido dos récords mundiales de una tacada: el de ganar el mundial siendo debutante y el de alzarse con el trofeo con la edad más temprana, un título del ha desposeído al americano Freddie Spencer.

Marc Márquez, como Ángel Nieto en su momento, Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo, Maverick Viñales o Pol Espargaró ahora, demuestra en cada prueba lo que es capaz de alcanzar un joven atrevido con ambición y medios para perseguir su sueño. A lomos de potentes y sofisticadas maquinarias y arropados por importantes patrocinadores y equipos técnicos de primera categoría, los motoristas españoles apenas dejan resquicio a sus oponentes. En el mismo domingo, Pol Espargaró se ha alzado con el campeonato de Moto 2 y Maverick Viñales, de dieciocho años, con el de Moto 3. Entre sus virtudes: la permanente actitud de aprendizaje para mejorar sus marcas y una profesionalidad a prueba de derrotas.

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Algunos medios celebraban ayer el triunfo de tres españoles en los circuitos, otros destacaban su origen catalán y otros acusaban a TV-3 de censurar el paseíllo de Márquez enarbolando la bandera de España para festejar su victoria. Que la afición y el buen hacer catalán y/o español en este terreno sea motivo de infantiles —todo se pega— reacciones no les quitará el sueño a estos campeones. Ellos se limitan a disfrutar haciendo podios (ocho de los nueve del domingo) y bailar alegremente sobre ellos como niños emocionados.

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