Reincidir en el error

Lejos de rectificar y colaborar con la justicia, los mandos de los Mossos d’Esquadra han caído en una peligrosa deriva que solo puede conducir a un mayor descrédito de la policía autonómica catalana. Tras la imputación por atentado contra la vida, torturas, coacciones y obstrucción a la justicia de los ocho agentes que participaron en la violenta detención del empresario José Andrés Benítez, fallecido poco después, el consejero Ramón Espadaler ha emprendido una campaña de defensa consistente en desacreditar la investigación judicial. Aprovechando un error de transcripción en una parte menor del informe elaborado por la Policía Nacional por encargo de la juez, el consejero pretende convertir el caso en una guerra de policías en la que la autonómica sería víctima de una persecución política.

Resulta esperpéntico que se pretenda tapar con una cortina de humo de tal espesor una actuación policial que ofrece ya pocas dudas. El error de transcripción, del que la Policía Nacional debe dar también cuentas porque indica una falta de cuidado inaceptable, no altera lo fundamental de los hechos por los que ha de responder el consejero. Y es que, además del abuso de la fuerza que se observa en los vídeos y que ha sido corroborado por numerosos testimonios, Espadaler debe explicar la intensa actividad desplegada por los agentes implicados para borrar o camuflar las huellas de lo ocurrido, como limpiar la sangre del suelo o abordar a una vecina para que eliminara las imágenes que había grabado en su móvil. Tiene que explicar por qué se falseó el atestado policial, que ha quedado desmentido por la investigación. Y por qué, en un nuevo gesto de prepotencia, dos mandos policiales se permitieron visitar a la juez para expresar su contrariedad por el hecho de que hubiera encargado la investigación a otro cuerpo, y pedirle que la devolviera a los Mossos. Reincidir en la manipulación es un error que no puede saldarse sin responsabilidades.