_
_
_
_
3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

¿A qué huele lo nuevo cada año?

Por nuestro colaborador habitual Miquel Carrilo (MiquelCarr).

Imagen extraída de Marketing Web

¿Quieren saber a qué huele tener un móvil nuevo cada año? ¿O cuál es el olor de los televisores y ordenadores que abandonamos por el último grito en tecnología? Al principio parece que de ellos se desprende un aroma reconfortante, un efluvio plástico que calma nuestro deseo de estar totalmente en onda con el mundo. Pero si aspiran profundamente, reconocerán el olor nauseabundo de los vertederos de basura de Saki Naka (India), Agbogbloshie (Ghana) o Guiyu (China).

El mundo generará en 2013 unos 50 millones de toneladas de residuos tóxicos, y el volumen crece entre un 16% y un 28% cada cinco años, el triple que la basura domiciliaria. Entre el 50 y el 80% acaba en esas ciudades vertedero. El 95% de los habitantes de Guiyu vive del procesamiento de montañas de basura electrónica, una ciudad donde no se encuentra agua potable en el subsuelo en 50 km a la redonda, entre otras cosas, gracias a la contaminación que el deficiente tratamiento dado a este tipo de basura genera en los acuíferos.

A pesar de existir el Convenio de Basilea, que prohíbe la exportación de este tipo de 'mercancía', el tráfico mueve sólo en Estados Unidos más de 500 millones de dólares anuales. Ghana, Nigeria y otros países de África empiezan a hacerle la competencia a Asia en este floreciente negocio. En España apenas se procesa correctamente el 30% de la basura que generamos, el resto arde aquí o al otro lado del mar, diseminando cadmio, plomo y otro metales peligros en el ambiente, además de todo tipo de compuestos orgánicos nocivos.

Podríamos hablar también del tufo de la guerra y del coltán que la sostiene todavía en la región de los Grandes Lagos. O de cómo apestan las turnos de más de 60 horas semanales, sin apenas derechos laborales, en las fábricas de ensamblaje de China. La paleta de fragancias es de lo más variado e hiriente.

Pero ese hedor persistente no es suficiente para que alguien nos vuelva a prometer colmar nuestros deseos tecnológicos anualmente si nos pasamos a su compañía telefónica. Vodafone nos promete un móvil nuevo cada año y nos invita a descubrir el olor de lo nuevo, seguro que han visto el anuncio en su televisor recién comprado. Luego, como muchas otras empresas, se declarará una rabiosa supporter de la Responsabilidad Social Corporativa, editará un informe tan bonito como sus anuncios y declarará que 'busca maximizar el impacto de las TIC en la sociedad'. Si se refería a aumentar la producción de basura electrónica en el mundo, ha tenido una idea genial, pero este modelo de negocios no deberían tener futuro si nuestra sociedad quiere tener algún tipo de porvenir.

Hace ya muchos años que en la Gran Depresión alguien pensó en la obsolescencia programada para sacar al mundo de aquella crisis: limitar la vida útil de los bienes de consumo para incentivar el consumo y reactivar la economía. Pero el mundo ha llegado a sus límites, nos lo dijo Brundtland hace décadas, y no podemos seguir fabricando todos los teléfonos que queramos cada año. Y menos cuando las relaciones productivas trasladan las consecuencias de nuestro modelo de consumo a los más desfavorecidos, cuando no son directamente explotados por ese modelo consumista.

Consumir caprichosamente es, a estas alturas, un acto deliberado de injusticia social, algo así como beberse el agua de los demás en una barca llena de náufragos a la deriva. O respetamos y dosificamos nuestras provisiones entre todos, o no llegaremos a ningún puerto. Enceren sus oídos y eviten los cantos de sirena. Díganselo a Vodafone y a todas las compañías que hacen lo mismo, consumiendo responsablemente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_