Qué es una casa (explicado a los niños)

De la misma manera que hay quien lee en ciertas pinturas abstractas el trabajo pictórico de un niño, Aleksandra Mizieliska y Daniel Mizieliski han visto en las viviendas ideadas por algunos de los arquitectos vivos más famosos, casas surgidas de la imprevisible imaginación de un niño. 

El libro Casas (editorial Coco Books) en el que recogen una selección de 35 casas singulares explicadas a los niños llega ahora a España arropado por un puñado de premios, el de Arquitectura del DAM (Deutsches Architeckturmuseum) de 2010 o el Child-friendly de Polonia. Y es cierto que se trata de una obra didáctica, colorista, bien ilustrada y ocurrente sobre 35 casas curiosas del mundo. Todo lo que dicen estos autores polacos (traducidos por Anna Gibert) es, por lo menos en parte, cierto. Y eso es lo más significativo del asunto, que con un “verás las ideas de bombero que pueden tener los arquitectos” invitan a los niños a ampliar lo que estos piensen que puede ser una casa.

Las viviendas, rebautizadas con el objetivo de facilitar su identificación -Casa enorme con pinchos, Casa Tortuga, Casa Ovni, Casa Burbuja, Casa Luna o Casa Mariposa- se encuentran, fundamentalmente, en Europa, Estados Unidos y Japón. No hay una sola casa extraña en África, parece decir el libro, y ese dato resulta sumamente revelador. El volumen apuesta así por muy pocos iconos de la arquitectura de vanguardia. Entre un panorama de proyectos circenses, la casa 4x4 de Tadao Ando, junto al mar al sur de Japón, la Maison à Bordeaux de Rem Koolhaas, en la que la presencia de una silla de ruedas condicionaba no al usuario de la silla sino al resto de la familia o la Courtain Wall House de Shigeru Ban explican que, más allá de cobijar una familia, una vivienda puede despertar la curiosidad de cualquiera, incluso de un niño sin tener que parecerse a una pera a un huevo o a un juguete infantil.

Entre las viviendas en España, solo una ha merecido la atención de los ilustradores polacos: la polémica y misteriosa Casa de Retiro Espiritual que Emilio Ambasz levantó “cerca de Sevilla”. En ella, unas empinadísimas escaleras sin barandilla conducen a un mirador que ofrece las vistas que la propia escalera tapa. Es decir: toda una lección para los niños sobre la diferencia entre juego y broma pesada.