_
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Excesos y mentiras

La muerte de un empresario tras ser detenido pone en cuestión los procedimientos de los Mossos

La muerte de un empresario del Gayeixample, José Andrés Benítez, de 50 años, por “múltiples traumatismos en la región cráneo-facial” tras protagonizar una pelea y ser detenido por los Mossos d’Esquadra, ha puesto de nuevo en cuestión la actuación de la policía autonómica catalana. Al margen de lo que depare la investigación judicial sobre qué causó exactamente la muerte del empresario, lo cierto es que los responsables de la policía autonómica han vuelto a incurrir en falsedad a la hora de explicar lo ocurrido.

La versión oficial ofrecida sobre la detención y la que figura en el atestado policial, donde se afirma que el propio detenido se había golpeado la cabeza contra la pared, no concuerdan en absoluto con las imágenes que muestran dos vídeos grabados por sendos vecinos, en las que puede verse con claridad la evolución de los acontecimientos. La juez que investiga los hechos ha pedido la identificación de los ocho agentes que participaron en la detención pues, contrariamente a lo que se especificaba en el atestado, las imágenes muestran que el detenido fue reducido con extrema violencia, sin que fuera armado y cuando ya había terminado la pelea que había protagonizado con otro ciudadano. También muestran que recibió puñetazos y patadas de varios agentes cuando ya había sido reducido y se encontraba en el suelo. Poco después se desmayó y murió en el hospital al que fue trasladado.

El incidente sería grave, pero no tendría mayores consecuencias que las de un error policial, de no ser por el largo historial que ya acumula la policía autonómica catalana de casos de abuso de la fuerza que han sido negados inicialmente y luego corroborados por la investigación judicial. Algo no funciona como debiera en un cuerpo policial que con tanta frecuencia es acusado de aplicar de forma abusiva o desmedida el uso de la fuerza. Poco después de que se iniciara la investigación de este caso, la Audiencia de Barcelona condenaba a otro agente por una detención muy similar a la del empresario, investigada también gracias a un vídeo. Mientras tanto, el director de la policía ofrecía en el Parlamento catalán la quinta versión de la actuación de los agentes en la manifestación en la que perdió un ojo Ester Quintana, presuntamente a causa de una bola de goma, y ni siquiera pudo asegurar que fuera la última.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Editoriales anteriores

Los Mossos no son la única policía que ha tenido problemas con la justicia por haber hecho un uso desmedido de la fuerza. Pero la frecuencia con que la policía autonómica catalana es objeto de controversia, e incluso de imputación judicial por este motivo, indica que algo está fallando en la dirección del cuerpo a la hora de garantizar el necesario autocontrol. La forma en que los responsables políticos han afrontado estos casos denota además una concepción prepotente y autoritaria de la función policial. No solo han vulnerado el principio de veracidad que les es exigible, sino que en algunos casos han incurrido en una inaceptable falta de colaboración con la justicia. Se impone una rectificación urgente.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_